Imagen de archivo de s'Estany des Peix. | Archivo

Los romanos fueron los primeros en utilizar s’Estany des Peix como puerto natural. El lago de aguas tranquilas y transparentes con salida al mar permitía cargar cómodamente la sal de Formentera en los barcos con los que los romanos emprendían largos viajes para comerciar con lo que era claramente un tesoro. La sal de Formentera siempre ha sido de una excelente calidad. A esa actividad debe su nombre la zona aledaña, que conocemos como Porto Salè.

A lo largo de estos más de 2.000 años el lago ha seguido ahí, ofreciéndose como abrigo a todo tipo de embarcaciones y actividades. Antes de la llegada del turismo masivo a la isla, s’estany servía para que muchas familias tuvieran protegido su llautet con el que salir a navegar o a pescar. Es una larga tradición que se conserva hasta nuestros días. Ha sido en las últimas décadas cuando el uso de s’estany se ha desmadrado hasta convertirlo en insostenible. Barcas que hace años que no se usan, objetos flotantes no identificados, charters de alquiler, barcas de buceo, embarcaciones utilizadas como vivienda en temporada alta y turistas que aprovechan la protección de un puerto natural para disfrutar de sus vacaciones, son la fotografiá actual de un lago que en el pasado mes de agosto daba cobijo a 528 barcos.

El Consell de Formentera ha planteado un proyecto de regulación que contempla una capacidad máxima de 285 embarcaciones, de modo que está claro que muchas de las que hay, deberán salir y que algunas de las actividades que se desarrollan tendrán que disminuir o desaparecer de esta zona del Parque Natural de Ses Salines. Habrá que ver cuáles son los criterios que se acaban aplicando para conceder plaza en s’estany, que con toda seguridad molestarán a los que queden fuera. Este tema aún no está resuelto.