El precio de la electricidad ha aumentado un 500 por ciento respecto a las tarifas que se aplicaban durante el mandato de Rajoy. | Pixabay

En febrero de 2017, los principales sindicatos de este país, Comisiones Obreras y UGT, convocaban una gran manifestación en Madrid y «cargaban», decían los titulares de ese día, contra las políticas del Gobierno de Mariano Rajoy por «avanzar la desigualdad, la pobreza energética y el bajo poder adquisitivo de los trabajadores». Por supuesto, aquella protesta sindical estuvo apoyada por Podemos, Izquierda Unida o el PSOE, ahora en el Gobierno. El secretario general de CCOO de Madrid, Jaime Cedrún, criticaba ese día que no hubiese incrementos salariales «cuando la energía, el gas, el butano y los carburantes están incrementando sus precios». Recordemos que en ese momento el precio de la luz había subido un 10 por ciento, aproximadamente 100 euros más de media por familia al año y para sindicatos y partidos de la oposición el gran responsable era Rajoy.

En la misma línea, la presidenta Francina Armengol decía sobre este asunto: «Noticias como esta (el incremento del precio de la luz) deberían avergonzar al Gobierno de Rajoy. La luz no puede ser un bien de lujo para millones de familias», decía Armengol en un tuit en 2017 que aún no ha borrado. Aquellas manifestaciones tan contundentes y oportunas se adornaban recordando que había familias que no podían poner la calefacción en invierno, que había menores malnutridos en los colegios y que los españoles no podían asumir un precio tan alto de los combustibles, desde la bombona de butano hasta la gasolina y la electricidad. Todo era culpa de Rajoy, que asumía esta situación sin hacer nada, leyendo tranquilamente el Marca en su despacho de Moncloa.

Yo no sé si los sindicatos están al corriente de que el precio de la electricidad ha aumentado un 500 por ciento respecto a las tarifas que se aplicaban durante el mandato de Rajoy, pero no me consta que se haya convocado ninguna manifestación para ‘cargar’ contra las políticas de Sánchez porque ahora, recuerden, la culpa es de las eléctricas, de Rusia, de Argelia o de la Unión Europea. Como Sánchez no tiene nada que ver con el asunto, a diferencia de Rajoy, los sindicatos han hecho unas tímidas declaraciones preocupándose por los precios, pero no consta que estén desempolvando las pancartas para celebrar una gran manifestación contra la pobreza energética y el actual Gobierno.

En la misma línea, la presidenta balear tampoco ha publicado un tuit diciendo que el incremento del precio de la luz «deberían avergonzar al Gobierno de Sánchez» porque la culpa, ya saben, es de las eléctricas en primera instancia y luego de todos menos del Gobierno. Los dirigentes de Podemos, tan preocupados antes con la pobreza energética cuando ocupaban las plazas, observan la actual situación de otra manera y cómodamente instalados en sus cargos públicos.

Sinceramente, no creo que el incremento del precio del combustible sea culpa del Gobierno de Sánchez, pero tampoco lo era de Rajoy cuando se organizaban protestas en las calles por un incremento de precios que ya firmaríamos ahora mismo. La patronal del photo call ha asumido un papel tan irrelevante que mejor ni comentarlo, pero los sindicatos sí están perdiendo con este asunto una credibilidad que tardarán años en recuperarla. Luego se quejarán de que no tienen afiliados, que la sociedad no valora su función histórica, pero cuando se actúa como altavoz del Gobierno progresista y no se reacciona ante los problemas de los trabajadores el desprestigio llega a su máxima expresión. El silencio de los partidos que gobiernan es comprensible, y seguramente lo pagarán en las urnas, pero de los sindicatos hay gente que espera mucho más. Imparcialidad, sobre todo, independientemente de las subvenciones públicas que estén recibiendo.