Una gasolinera de Ibiza, este jueves. | Paco S. Pérez

Ver ese 1679 y venirme a la cabeza la expresión «¡al cielo con ella!» fue todo una. Y es que la Semana Santa ya está ahí y uno piensa en Sevilla, en los pasos, el olor a azahar y en la gasolina disparada. En 1679 Inglaterra se puso al frente de la protección de las libertades individuales al aprobar el ‘Habeas Corpus Art’. Ese 1679 se cerró con la muerte de Thomas Hobbes, célebre por su obra el ‘Leviathan o la esencia, forma y poderío de un estado religioso y civil’. Son algunas de las cosas que ocurrieron hace 343 años pero el 1679 que ayer me dejó rayado fue el que marcaba el luminoso del precio del Diésel en la gasolinera de es Gorg ¡Al cielo con ella! Más de uno tendrá que pedir el habeas corpus tras pasar por la gasolinera.

En cuestión de seis días el precio ha pasado de 1,609 a 1,649, 1,659 y 1,679. Nos las prometíamos felices o al menos «regulinchi» con el final del túnel de la pandemia y nos topamos con la lluvia de misiles sobre Ucrania y sus efectos colaterales. Y es que el arranque de este 2022 nos demuestra una vez más que el hombre es un lobo para el hombre. El leviatán de Hobbes, el ser temible que no tiene piedad, escrúpulos ni compasión, podría ser ese Putin enfermo de poder y expansionismo. Y como apuntó el polifacético técnico lituano Saras Jasikevicius: «España tiene que tomarse el conflicto bélico en Ucrania un poco más en serio. Esto se tiene que parar ya porque no sabemos hasta dónde puede ir este señor (Putin). Si la gente piensa que vive demasiado lejos (de Ucrania), se equivoca. Esto puede escalar muy rápido. Odio hablar de política, pero esto no es política: es una guerra». Tan sencillo y a la vez tan complejo para nuestra clase política, enfrascada en si Vladimir es comunista, nazi o mediopensionista. Y mientras tanto, Ucrania se desangra y el orgullo nos lo dan gentes como Juan y María Jesús, que viajaron 3.500 kilómetros para recoger a las tres niñas que acogen cada verano ¡Al cielo con ellos!