Imagen promocional de la serie 'Merlí'.

Se llama Merlí mamá y no te voy a decir de qué va pero la tienes que ver». Mi hijo tenía entonces 17 y estaba en pleno confinamiento. Yo reconozco que no tenía mucha confianza en su criterio para recomendar series de televisión. Me equivoqué. Empecé a ver Merlí y me tragué todas las temporadas prácticamente de una sentada.

Las andanzas de un profesor de filosofía que obliga a sus alumnos a pensar por sí mismos y alejarse de clichés, con un guion magistral que aplica de forma práctica las enseñanzas de los grandes pensadores a los problemas cotidianos de los adolescentes. Saca a sus alumnos del aula como hiciera Aristóteles con sus peripatéticos para emular su estilo de enseñanza mientras deambulaban. Cada capítulo te acerca a la figura de un gran pensador, Platón, Sócrates, Shopenhauer, Maquiavelo,

Foucault, Epicuro… nombres que han pasado a la historia por aportar conocimiento a la Humanidad. Pensé que series como ésta son las que realmente merece la pena subvencionar, contenido televisivo inteligente y a la vez entretenido y encima para un público adolescente que ya no mira la tele.

Una de las profesoras que más me ha marcado en mi vida, y a la que dediqué una columna cuando falleció, fue Llanos Lozano, la filósofa que avanzada a su tiempo, también nos enseñó a pensar de forma crítica y a no creernos todo lo que nos decían. No nos sacaba de paseo como Aristóteles pero desde el primer día sus clases eran de 50 minutos «porque está comprobado que más allá de ese tiempo ya no prestáis atención». ¡Si Llanos levantará la cabeza! Por cierto estoy segura de que muchos de ustedes son capaces ahora mismo de dar el nombre de tres filósofos pero ¿saben cómo se llama la actual ministra de Educación? Ahí lo dejo.