Toni Ruiz

A partir del miércoles, ya no hay pandemia. Tendremos con nosotros a una endemia, con un tratamiento por parte del Sistema de Salud, parecido al que se tiene con la gripe o los resfriados.

El día 20, dejará de ser obligatorio el uso de las mascarillas en interiores (con algunas excepciones), un paso más hacia la «nueva normalidad». Los ciudadanos están muy cansados del dichoso cubre bocas, si bien este ha demostrado una gran efectividad en estos espacios. Ha sido la mascarilla junto con la acción de las vacunas, las medidas que han hecho mejorar las cifras de afección del covid, aunque no debemos olvidar que a pesar del apagón informativo del virus de las últimas semanas, siguen muriendo un centenar de personas infectadas diariamente en nuestro país.

El miércoles seremos más libres, pero las administraciones competentes deberían haber incentivado la mejora de la ventilación en establecimientos y edificios de uso público y me temo que ese trabajo no se ha hecho.

Algunas empresas de motu propio han instalado filtros hepa o purificadores de aire en sus establecimientos, pero ni mucho menos eso se ha generalizado. Veremos qué tal se nos da escribir el epílogo de esta pandemia y los resultados dirán que tal lo hemos hecho.

La Semana Santa ha sido el pistoletazo de salida a una nueva temporada turística sin bozal y con muy pocas restricciones, en la que entrará en juego la responsabilidad individual. Lo de ir a trabajar con un trancazo de narices ha sido visto históricamente como un gran compromiso con la empresa y los compañeros, pero sinceramente en este momento no necesitamos ni héroes ni salva patrias.

De verdad de la buena, que si nos encontramos mal o con algún síntoma, la distancia y la mascarilla seguirán siendo buenos aliados y quedarse de nuevo en casa, la mejor decisión.