Una playa de Formentera. | Pixabay

Esta temporada de 2022 todo apunta a que la pandemia ha quedado ya atrás (que no el virus) y la necesidad de disfrutar después de dos años de restricciones prometen un muy buen rendimiento.

Por eso mismo volvemos a escuchar en Formentera los eternos problemas de siempre, especialmente la dificultad para disponer de una vivienda digna, lo del precio razonable ya ni nos lo planteamos.

Vemos como las redes sociales se inundan de mensajes de personas que suplican una cama en la que descansar después de maratonianas jornadas laborales.

La cosa está realmente difícil. Días atrás manifestaba en este periódico el presidente de la patronal hotelera de Formentera que el problema de vivienda para trabajadores se estaba agravando año tras año y que empezaba a ser insostenible.

Restaurantes y hoteles de alto copete necesitan personal cualificado para ofrecer un servicio adecuado a sus tarifas. Ya no hablemos de que ese personal debería haber podido descansar convenientemente para poder atender en las mejores condiciones.

Algunos establecimientos ofrecen alojamiento con lo que solucionan el grave problema, pero no todos disponen de esa opción.

Por otra parte el que dispone de una vivienda para alquilar es conocedor del alto valor de su posesión y en ocasiones los precios son terriblemente abusivos.

Es la misma cantinela cada año, al tiempo que vemos como algunos deciden abandonar la isl hastiados del calvario que supone conseguir un alojamiento y muchos otros no vienen a hacer la temporada por esa misma dificultad.

Pero un año más a trancas y barrancas pasará la temporada y llegará octubre y se cerraran las persianas y se hará el recuento de beneficios y en mayo del año que viene ya volverán a sonar los mismos cantos de sirena otra vez.

Al tiempo.