Una cita con el médico. | Imagen de Chokniti Khongchum en Pixabay

En los primeros seis meses del 2022, un total de 278.715 visitas con el médico o la enfermera quedaron vacías. Esto significa que el paciente citado para ser visitado por un profesional sanitario, no se presentó a la cita. La tendencia va en aumento y cada año hay más casos de gente que no se presenta a una cita que él mismo solicitó, con el consiguiente perjuicio para otros usuarios de la sanidad pública. En un sistema sanitario universal y gratuito, pero ampliamente saturado, este colosal número de desplantes es una cifra que llama a la vergüenza colectiva y es, por tanto, inaceptable. La de citas que también quedan desiertas en la sanidad privada, ni se saben ni se pueden saber. ¿Cómo es posible que tanta gente deje tirado a su médico o enfermera? Quizás si sucediese como en otros países, donde existe un copago, la gente acudiría a su cita o, caso de no necesitarla, la anularía para que esa hora pudiese ser asignada a otro paciente. Sin embargo, lo del copago hay que descartarlo por el rechazo que produce.

Tampoco estaría de más que aquellos que han protagonizado alguna de estas espantás, sean apercibidos del grave perjuicio que su comportamiento acarrea al normal funcionamiento del sistema sanitario. Seguro de que también puede mejorarse el sistema de avisos, con sms para recordar la cita e informando del modo de anularla, pues tampoco es algo fácil y más aún si tenemos en cuenta las dificultades para contactar por teléfono con el centro de salud. Así no podemos seguir.