Descubrí la TEF cuando trabajé en IB3, entre 2011 y 2014, y no fue precisamente viendo el canal porque al vivir en Mallorca me resultaba imposible hacerlo. En varios comités de dirección analizábamos cómo era posible que la TEF nos ganase por goleada en implantación en Ibiza pese a que IB3 tenía muchos más medios para ser el canal televisivo más visto en las Pitiusas. La delegada de IB3 de la época explicaba que resultaba muy complicado competir con una televisión que los ibicencos consideraban muy suya, no una tele mallorquina, como describían al canal autonómico. Por mucho que hiciéramos, IB3, con un presupuesto por encima de los 30 millones, siempre sería la tele de Mallorca y la TEF era la que informaba en ibicenco y que cumplía la misma labor de servicio público. Era una batalla perdida. Creo que la situación no ha cambiado demasiado con los años.

Reconozco que no tengo ni idea de las ayudas públicas que recibe la TEF porque en estas cosas no me he metido nunca, pero cualquier publicidad institucional que ingrese es poca por el rol que juega en la sociedad pitiusa. Los ibicencos deberían estar siempre agradecidos de que unos empresarios de aquí hayan sabido comprender las necesidades informativas de Ibiza y Formentera utilizando la lengua propia de las islas, además de crear un archivo audiovisual que no tiene precio. Yo tengo bastante claro que los ibicencos quieren que la TEF pueda seguir viéndose en sus domicilios y por eso me resulta incomprensible la postura de un PSOE instalado en la radicalidad. Solo por eso cerrarían la TEF, Periódico de Ibiza y Formentera, y hasta Ibiza Global Radio si pudieran. Luego se llenan la boca de «sin periodismo no hay democracia» pero en el fondo no aceptan las reglas del juego cuando determinadas informaciones no son de su agrado. El tiempo y la historia pondrá a cada uno en el lugar que se merece.