Una persona disfruta de la playa en Formentera. | Imagen de ernesto en Pixabay

Este año está siendo rarísimo en el aspecto meteorológico. En Formentera nos hemos estado bañando en el mar hasta finales de noviembre, con temperatura del agua por encima de los 23 grados, mientras en agosto el mar llegó a los 30 grados, un agua mucho más propia de mares tropicales.

Hace años que podemos ver algunas especies de peces tropicales que se han aclimatado a nuestras aguas y hace pocas fechas, el biólogo Manu San Félix, pudo documentar una extraña especie tropical en el puerto de la Savina, que hasta ahora no se había podido ver en el mediterráneo.

Estamos a las puertas de la Navidad y que quieren que les diga, frío no hace. Es verdad que llevamos muchos días de lluvias copiosas (algo que tampoco es normal para la época), pero la temperatura no tiene nada que ver con la de aquellos diciembres de nuestra infancia.

Mi amigo Jordi Carbó, hombre del tiempo radiofónico, me corrige cada vez que digo esto y me invita a revisar los registros de temperatura y pluviometría. Seguramente la ciencia le dé la razón. Lo que no se atreve Carbó a contradecir es el evidente calentamiento global aunque discrepa en el hecho de que el hombre sea el único causante de este.

Obviamente el planeta ha vivido otros periodos gelidos y calientes, como se puede documentar geológicamente, pero desde luego el ser humano, como gran depredador que es acelera estos procesos con un consumo exagerado y una cultura del usar y tirar, muy peligrosa para el planeta.
En los próximos días los contenedores estarán rebosando de paquetería y envoltorios de millones de regalos, la gran mayoría de ellos inútiles. Y unos días después otra gran cantidad de alimentos perecederos acabarán también en la basura al haber sido incapaces de consumirlos. Y así otro año más.

Que el planeta nos perdone, o no.