Mariskal Romero. | Toni Planells

Mariskal Romero (Isla Cristina, Huelva, 1948 ) lleva promoviendo el rock en castellano desde su oficio de periodista locutor y productor musical. Creador del programa de radio Musicolandia en los 70, que sigue en antena, también es responsable de la creación del sello ‘Chapa Discos’ desde el que lanzó a bandas como Tequila, Leño, Kaka de Luxe, Ñu o Cucharada. También fue director artístico de los Estudios Mediterráneo Ibiza en los años 80, donde recibió en Ibiza a artistas de talla mundial como Frank Zappa o Freddie Mercury. Estos días está de visita en Ibiza para acompañar a su amigo, Pep Pilot, en la inauguración de la exposición de carteles de discotecas y locales de ocio de la historia de Ibiza.

—¿Qué hace Mariskal Romero en Ibiza?
—He venido porque Pep Pilot me dijo, «ven» y claro: yo lo dejo todo (risas). Pep crea cultura y lucha dar una imagen de Sant Antoni, alejada del concepto salvaje que la gente, en general, tiene de Ibiza. Desde su asociación Retro, sin ánimo de lucro, crea cultura y defiende nuestro pop y rock nacional, que es parte de este país y de esta comunidad. Así que he venido a apoyarle en esta fantástica exposición de carteles que ha organizado (en el Far de Ses Coves Blanques hasta el 31 de marzo).

—¿Ya ha podido verla?
—¡Sí!. Para mí es como El Prado del arte callejero de la Ibiza de los últimos años. Además, hay que tener en cuenta que los artistas que hacían estos carteles, que estaban en todas las calles, lo hacían por un par de copas y no les conocía ni Dios. Hay obras realmente increíbles, me he quedado embobado delante de carteles, tan alucinado como si estuviera ante una obra de El Bosco.

—¿Qué relación ha tenido con Ibiza?
—(Ríe) Yo tenía una de las famosas llaves del Ku. Para que te hagas una idea. La tenía porque era el director creativo de los Estudios Mediterráneo Ibiza, donde tuvo mucho que ver un hombre al que hay que reconocerle todo el mérito: Pino Sagliocco. Un tipo que nos trajo al estudio a gente de primera línea y que le dio un colorido enorme a la magia y a la fantasía de esta isla. Yo tuve la suerte de vivir aquella gran época a partir de 1984, cuando empecé a dirigir los estudios. Hace poco me encontré una caja enorme llena de fotos y diapositivas de aquella época. Hay imágenes de Nina Hagen, Charlie García, Los Aurora… Ya estamos poniendo en marcha una iniciativa para juntarlo todo en un libro para poner en valor y en contexto lo que significaron los estudios en el ámbito lúdico y cultural de la Ibiza de aquella época. Hay que subrayar que Ibiza no es solo hedonismo, también hay un panorama cultural que tiene un nivelazo enorme, aunque lo tape esa gran explosión hedonista que marca la isla.

—¿Está al día del rock en Ibiza?
—Hay mucho talento, pero tal vez las bandas no han tenido la trascendencia que se merecían, marcadas por el carácter festivo de la isla. Las discográficas, cuando leen la palabra Ibiza, solo ven el ‘Ibiza Sound Machine’ y esto es un handicap absoluto para las bandas ibicencas. Pienso que, a partir de ahora, con el cambio que está habiendo, se podrá abrir la puerta para este talento que te encuentras en lugares como Can Jordi Blues Station. Ya es hora de dar cancha a esa gente que hace cosas fuera del ‘traca-traca’, gente que hace vanguardia a la estela de Hendix, los Stones o King Crimson. El problema que tiene el rock es que nunca está en la primera fila de los escaparates. Mientras el pop y otras músicas siempre dicen ‘sí’, el rock siempre dice ‘no’, por eso no le gusta a los grandes medios. Los medios solo se acuerdan del rock cuando vienen Metálica o AC/DC y dicen: «Vuelve el rock». No, estúpidos, el rock nunca se ha ido, está aquí. Solo hay que ver revistas en papel como Ruta 66, Heavy Rock o La Heavy, que dirijo yo. Son todas de rock y han resistido frente a grandes abeceras, como la RollinStone española, cuyo eclecticismo y falta de honestidad hizo que acabara cerrando. Los curritos del rock seguimos en los kioskos.

—¿Me habla de los Estudios Mediterráneo?
—Había mucha gente orquestando eso, desde Juan Suárez a Pino Sagliocco o Phil Carlson, el mismo que fundó el Heartbrake Hotel, donde tocó Jimmy Page (como se puede ver en uno de los carteles de la exposición), el ejecutivo del sello Atlántic Récords que consiguió fichar a Led Zeppelin. Por allí pasaron Queen, Frank Zappa… Todos querían grabar en Ibiza, incluso Humberto Gatica, el productor de Julio Iglesias, quería grabar allí. Cuando vino Luis Miguel con Juan Carlos Calderón firmamos un contrato por el cual nadie podía saber que estaban allí. Fue pionero también en el concepto de estudio de grabación y, a la vez, hotel. Había estancias más o menos lujosas según fueran para los músicos o para los técnicos y yo tenía allí mi apartamento. Muchas veces venían grandes productores sin cobrar, solo por el hecho de estar en Ibiza. Hay muchísima historia que que contar, mucha de ella está plasmada en la exposición de Pep Pilot, que refleja el esplendor de esa época. Se hicieron muchos conciertos y festivales que giraban alrededor del estudio. Los Mediterráneo aglutinó todo ese sentimiento cultural de esa Ibiza que, al guiri, no le interesa. Además, no solo se grababa rock. Hay una cintas perdidas en las que se hicieron grabaciones de paveses cantando y tocando los instrumentos tradicionales ibicencos. Los trajo Xicu Bufí y estuvimos varias semanas grabándolos, como a los viejos blues men. Seguimos buscando esas cintas que nadie sabe si están en casa de alguien o desaparecieron en el incendio que acabó con los estudios. Con el incendio, es verdad que también se perdió parte de la magia de esa época.