Ressonadors, el proyecto fundado por los músicos Joan Barbé y Omar Gisbert visita este martes Formentera después de seis años y lo hace por todo lo alto: con la celebración de su decimoquinto aniversario. A partir de las 22:30 horas, la plaza de la Constitución se llenará de las canciones tradicionales de las Pitiusas, las de toda la vida, en su original formato contemporáneo.

La formación ha sido un referente en la recuperación de las canciones tradicionales de Eivissa y Formentera y ha recibido numerosas distinciones como el Premi Ramon Llull o el Premi al Mèrit Ciutadà que otorga el Consell d’Eivissa.

—Hace seis años que no visitáis Formentera, ¿qué habéis preparado para vuestra actuación de esta noche?
—Siempre que visitamos Formentera es un momento muy especial, y más después de tanto tiempo sin ir. Como nuestro espectáculo en vivo ha ido evolucionando y mejorando desde la última visita a la isla, vamos a poder ofrecer por primera vez al público de Formentera esa versión del concierto, en el que el objetivo principal es que disfruten y se emocionen.

—¿Qué recuerdos tenéis de Formentera?
—Siempre buenísimos, la verdad es que tanto el público como la organización nos tratan de diez. Al ser un equipo de aproximadamente unas 30 personas entre músicos, cantantes, técnicos y demás personal, te puedes imaginar que anécdotas ha habido unas cuantas, pero siempre queda mejor decir que no se pueden contar, aunque todas han sido siempre sanas y divertidas.

—Además, celebráis vuestro 15º aniversario. ¿Cómo ha evolucionado la banda a lo largo de estos años?
—Correcto, estamos de aniversario y nos hace mucha ilusión celebrarlo. Hace 15 años era impensable que este proyecto estuviera tan vigente después de tanto tiempo, y aquí estamos gracias a la gente que nos sigue. Siempre digo que ellos son los que determinarán cuánto durará esta aventura.
La evolución, con algún cambio en la formación de la banda a parte, la notamos sobre todo en los conciertos, tanto por parte del público, que cada vez está más entregado, como por nuestra parte, ya que la propia conexión con el público hace que prepares un ritmo de espectáculo diferente y, evidentemente, la experiencia de haber realizado ya unas cuantas actuaciones en vivo de este tipo, que son muy corales y un poco más dificultosas en cuanto a preparación, hace que todos disfrutemos cada vez más sobre el escenario.

—¿Cuál es vuestro secreto para mantener ese público fiel y de todas las edades que os acompaña en todos los conciertos?
—Nos lo hemos preguntado muchas veces, y yo personalmente he llegado a la conclusión de que la clave está en el cariño y el respeto que hemos intentado plasmar en estas canciones tradicionales de nuestra tierra que, no me cansaré de decirlo, han llegado a nuestros días gracias a las versiones que hicieron de ellas el grupo UC en su momento.

—¿Qué proyectos tenéis por delante?
—De momento queremos centrarnos en este año de 15 aniversario realizando algún concierto especial, y a largo plazo estamos abiertos a muchas opciones, pero ahora mismo nos apetece disfrutar el momento, ya que no es nada fácil que un proyecto musical dure tanto tiempo y con un éxito que ninguno esperábamos al inicio.

—¿Cuál es la mayor lección que has aprendido en estos 15 años?
—Que el público manda, por encima de modas, prejuicios y preferencias personales. Hacer emocionar a un montón de personas haciendo música es para mí el objetivo principal de este oficio, porque es lo que mayor satisfacción te proporciona y eso también se transmite a la gente que te sigue.

—¿Pensabais en este éxito cuando comenzasteis esta aventura?
—Para nada. De hecho, cuando mi socio y compañero en aquel momento de Statuas d Sal, Omar Gisbert, me planteó el proyecto en 2008, yo tenía 23 años y estaba convencido de que mucha gente iba a rechazarlo por ser demasiado transgresor, o por no agradar a los más conservadores. Pocas veces me he alegrado tanto de equivocarme en algo, ya que el resultado fue totalmente el opuesto. No hay más que ver la transversalidad en cuanto a la edad de la gente que nos sigue, desde los más mayores hasta los que no habían nacido cuando empezó el proyecto y ahora son seguidores, o al menos conocen estas canciones, que fue nuestro objetivo principal desde el principio.

—¿Qué es lo que más te gusta cuando estás en el escenario?
—Sin duda, la participación e implicación del público e interactuar con ellos. Al final se trata de comunicarse, y la respuesta de la gente que te está viendo y escuchando para mí es totalmente vital.

—Vosotros sois cultura y esencia de la isla, ¿Cómo han evolucionado Ibiza y Formentera en estos años? ¿Algo que mejoraríais?
—No sé si me atrevería a decir tanto, pero sí es verdad que mucha gente nos hace llegar esa sensación y es todo un halago para nosotros. En estos 15 años Ibiza y Formentera han cambiado, igual que todos nosotros con el paso del tiempo, y por supuesto que siempre hay cosas que mejorar, pero seguimos siendo unos privilegiados de pertenecer a estas islas, y a muchos niveles. A veces convendría recordar que somos la envidia de millones de personas de todo el mundo por ello.

—¿Qué temas no fallan?
—La verdad es que en este sentido jamás he notado que ninguna de las canciones que hacemos no funcionara en directo, aunque es cierto que algunos temas como ‘Anàrem a Sant Miquel’, ‘Sa nostra ciutat d’Eivissa’ y, por supuesto, ‘Jo tenc una enamorada’ (aunque me dejo muchas otras que son muy vitoreadas en todos los conciertos) no suelen faltar en un repertorio nuestro.
Aprovecharé para decir que, al tener prácticamente cada canción de Ressonadors un cantante diferente, durante estos 15 años no todos han tenido el mismo número de participaciones en directo (por duración y por logística sería imposible tenerlos siempre a todos), algo de lo cual yo soy el responsable al elegir el repertorio, y siempre he agradecido eternamente la enorme comprensión y generosidad de todos los colaboradores a lo largo de estos años ya que, para nosotros, absolutamente todos y cada uno de ellos forman parte de la familia y han sido totalmente imprescindibles para poder llevar a cabo este proyecto.

—Alguna anécdota de estos 15 años...
—Como te comentaba, al ser un equipo de tanta gente, durante 15 años han sucedido muchas anécdotas y la mayoría de ellas muy divertidas. Aunque yo me quedo con todo lo que pasó en el primer concierto el 11 de abril de 2009, en el que la cola de gente para entrar en el Parque Reina Sofía llegaba hasta Vara de Rey, en un día que acabó en un diluvio que milagrosamente nos dejó tocar la última canción, con Gerard Quintana sobre el escenario y todos empapados, los de arriba del escenario con los instrumentos en mano y todo el público aguantando la lluvia convertido en un mar de paraguas. Fue un momento muy emocionante porque minutos antes de empezar pensábamos que vendría muy poca gente a nuestro primer concierto (con las consecuentes y enormes pérdidas económicas para Omar y para mí, que como promotores corríamos con todos los gastos), y vendimos todas las entradas llenando el recinto con más de 3.000 asistentes en un jueves lluvioso, algo muy inusual en Ibiza.

—Compaginas Ressonadors con otras formaciones y trabajos, ¿qué tiene Ressonadors de especial?
—En alguna ocasión lo he comentado. He tenido la inmensa fortuna durante mi trayectoria de tocar ante 10.000, 30.000 y hasta 90.000 personas, pero ningún concierto logra, ni de lejos, ponerme tan nervioso como uno de Ressonadors, y creo que es por la responsabilidad que sentimos todos de que esto va más allá de ser simples conciertos o solamente música, es casi un evento social de muchísima gente que se alegra de tener una cultura propia y de poder reivindicarla y celebrarla junto a cualquiera que sienta lo mismo.