Marià Torres i Torres, escritor y antiguo profesor de lengua catalana, presenta este martes su nuevo libro ‘Teatre Infantil’ en el Auditorio del Centro Cultural Cervantes (Sant Antoni) a las 19 horas. «Hace tiempo que ideo esta obra, ya que tenía los teatros guardados en un cajón y creí que hacía mucha falta traer el teatro», asegura Torres a Periódico de Ibiza y Formentera. El libro está ilustrado por Antoni Marí, ‘Tirurit’.
El libro cuenta con cinco historias, todas pensadas para que los profesores trabajen en el aula con sus alumnos. Afirma que unas son más breves y otras más extensas para que en cada nivel de la enseñanza se puedan emplear.
Por ejemplo explica lo siguiente: «’El príncep i la lluna’ y ‘La festa de la lluna’, son dos obras similares que están concebidas para trabajar en diferentes edades, aunque sea prácticamente la misma historia».
‘Els animals parlaven’, ‘El botó de la pau’ y ‘Farimen tallada o garroví’, son los otros tres teatros que incluye Torres en su obra y que espera que las trabajen en la escuela y el instituto. «He trabajado teatro dentro y fuera de las aulas y no hay teatro infantil en Ibiza», lamenta. «Las obras de teatro de Ibiza son pocas y no existe un circuito de teatro dentro de las aulas», añade el escritor, quien comenta que para instaurar más este género en la isla se necesita financiación de las instituciones y del público, puesto que la gente no está acostumbrada a pagar 50 euros para ver un teatro en Ibiza.
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Varias generaciones tuvimos la desgracia de padecer a este individuo como director del instituto Quarto de Portmany. En mi caso provenía de la EGB, fui una de las primeras promociones de la ESO donde cursé los dos últimos años y el bachillerato. Para empezar al inicio de curso siempre faltaban profesores porque quería que todos hablaran catalán. Prefería que no hubiera clase antes de aceptar a uno hispanohablante. A los profesores que había antes de la implantación de la ESO se les invitó a marcharse. Los nuevos profesores era novatos sin ninguna experiencia que terminaban de aprobar sus oposiciones. La mayoría provenían de la Comunidad Valenciana y con la excepción de una, eran muy mediocres. El nivel era tan bajo que los dos años de la ESO se limitaron a repetir el mismo temario de la EGB. La profesora de inglés nos decía que quién quisiera aprenderlo se inscribiera a una academia. El de lengua, el peor de todos llamado Luis (era de Barcelona) no sabía ni escribir las preguntas del examen sin cometer faltas y se justificaba culpando a la fotocopiadora. El de tecnología no tenía ni idea de nada, cualquier chaval con una moto sabía más de mecánica que este figura. El de física un charlatán y fantasma con aires de grandeza. Este individuo, Mariano, era el de catalán o mejor dicho un comisario político. Para justificar la imposición del catalán empezó el primer día de clase intentando explicar la diferencia entre una lengua minoritara y minorizada. Su intención era victimizarse cuando todo el alumnado sin excepción utlilizabamos el español para comunicarnos. Su escusa era que él tenía derecho a que le hablarán en catalán. Todo se limitaba e él. Siempre se había llamado Mariano y un día nos pidió que empezáramos a llamarle Maria. Y para terminar, no puedo explicarlo todo, al final del curso inflaban las notas a uno por clase, normalmente al pelota de turno. La escusa era que le promocionaban para que pudiera entra a una buena universidad y dar prestigio al centro. Después todos estos con sus notas regaladas en el mundo real se estrellaban.