«Me llamaban ‘la niña’ cuando hacía mi trabajo en una obra»

«Cuando tenía más de 20 años y me personaba en la obra para hacer mi trabajo, me decían ‘la niña’ cuando coincidía con arquitectos y aparejadores durante la ejecución del proyecto», señaló Rosalina Marí a Periódico de Ibiza y Formentera, recordando cómo estos trabajadores «con mucho ego» intentaban poner distancia con ella. Relató que comenzó trabajando en el sector hortofrutícola como ingeniera agrícola, pero también sentía pasión por la jardinería y el paisajismo. Toda esta formación adquirida hizo que terminara creando su propia empresa agrícola en Ibiza. «La jardinería es el último sector que accedía a la obra y, cuando lo hacíamos, el promotor de la construcción ya se había quedado sin dinero. Lo que hacíamos era un milagro», recordó esta risueña mujer, haciendo hincapié en la importancia de visibilizar los proyectos científicos que desarrollan cada año las mujeres investigadoras.

«Complicado»

En este sentido, las tres divulgadoras coincidieron ayer en que continuar una carrera investigadora o en el entorno de la investigación tras la formación recibida es «muy complicado» debido a las situaciones de desigualdad que existen. Asimismo, la bióloga y divulgadora Teresa Marí, quien realizó un Doctorado en Investigación sobre la gestión forestal, destacó que la conciliación familiar y laboral para las científicas es muy «difícil» porque no reciben apoyo para poder lograr esa conciliación y les obliga a invertir menos horas que los hombres. Resaltó que es un sector muy competitivo y que las mujeres sólo piden igualdad en campos en los que los hombres gozan de más ventajas o más reconocimientos. «Es muy importante publicar artículos científicos, pero la falta de fondos públicos para la ciencia impide que podamos trabajar más», apuntó.

Señaló que la falta de ayudas para conciliar deja a las investigadoras en una situación de más vulnerabilidad. En esta misma línea se mostraron Eva Tur y Rosalina Marí, quienes subrayaron que tuvieron que paralizar su actividad investigadora por estas dificultades: «Cuando regresé a la isla fundé mi propia empresa agrícola, que duró 10 años. Tuve que cerrar cuando nacieron mis hijos», manifestó e indicó que ha vuelto a trabajar, pero ahora tiene una «visión diferente» del trabajo de campo. Además, señaló que han sido sus propias hijas las que han logrado que se interese más por la investigación de las condiciones de contaminación ambiental, como las radiaciones geobiológicas.

Más interés

Por su parte, la divulgadora científica Eva Tur destacó la importancia de potenciar el interés de las mujeres por las carreras de ciencias. «Estudié Química porque siempre me gustó hacer mezclas. Tuve una profesora en el IES Sa Blanca Dona, Chus, que me inspiró y me transmitió esta pasión por la asignatura», indicó esta mujer mientras compartía sus reconocidos proyectos científicos, como la divulgación ‘Síntesis de moléculas bioactivas’. Relató que estuvo años trabajando en Francia, concretamente en Lyon, y durante esta época trabajó mucho como investigadora, llegando a tener un contrato como científica en Toulouse. No obstante, como añoraba el laboratorio clínico, hizo una Licenciatura en Bioquímica. Tras esta formación realizó un Doctorado sobre métodos analíticos en colaboración de un grupo de investigadores. «Cuando acabé la tesis regresé a Ibiza para trabajar como divulgadora científica, organizando talleres», concluyó esta mujer todoterreno.