Jesús y Sant Miquel mantienen viva la tradición de las palmas. | Marina Yeste

Como cada año, decenas de vecinos de Jesús y Sant Miquel se reunieron esta semana para hacer las conocidas palmas para el Domingo de Ramos. En ambas parroquias, desde hace varios años se organizan talleres donde los más expertos se juntan con los ‘novatos’ y comparten los trucos para hacer palmas.

Muchos de ellos, llevan más de 30 años realizando esta tradición que marca el inicio de la Semana Santa. Es el caso de Pedro y Pep, reconocidos en la ‘colla’ de la Parroquia de la Mare de Deu por ser «los mejores» en el arte de las palmas. «En estos tres días he hecho 95 palmas», señaló Pep, que cuenta que ese mismo día estuvo seis horas sin descanso. «Lleva trabajo y, sobre todo, paciencia», puntualizó. A su lado, Pedro Marí recuerda cuando empezó en este arte hace ya más de 35 años cuando todavía se cogía este producto de las palmeras ibicencas y no provenían de Elche, como en la actualidad. «Como todo hay que tener pocos nervios y que te guste la tradición», incidió el vecino de Jesus. Una tradición que, como opina, «no se va a perder» aunque año a año se hacen menos palmas. «Este año llegaremos a 150 más o menos pero los anteriores hicimos 350», expresó.

Manteniendo la tradición

Buena prueba de ello es la presencia en la actividad de su hija Vero, acompañada de su nieto José. «Es el primer año que viene. Al final, de vernos a todos en casa ha querido probar», anotó la madre refiriéndose al ‘peque’ del grupo. El mismo caso que Enola, otra de las más jóvenes que es el segundo año que realiza esta actividad, motivada por el gran trabajo de Pedro. «Mi padre fue obrero y me encantaban las palmas que hacía. No me salen todavía tan bonitas como a Pedro pero poco a poco», dijo entre risas.

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A su lado se encontraba muy concentrada Cati Tur otra de las más veteranas haciendo palmas en Jesús. «Una prima mía que sabe mucho me inició y desde entonces vengo todos los años, aunque solo hago los adornos», puntualizó la ibicenca. Tur cuenta como la tradición marca que al inicio de la Semana Santa han de quemarse las palmas del año anterior como una superstición para ahuyentar el viento. «Decían que si hacía mucho mucho viento y se hace la quema de palmas, el viento se calmaba», resaltó la vecina.

En el norte de la isla, la iglesia de Sant Miquel también contó con bastante presencia joven. Para los hermanos Lucas, Isaiah y Miguel esta Semana Santa era su primera vez trabajando en estas «manualidades», como ellos las llamaban, acompañados del cura de la parroquia, Álvaro Enrique.

Para las amigas Laura y Laia esta era su segunda vez haciendo palmas y aseguraban que «habían mejorado mucho». «Ayer hice cuatro y hoy he hecho una. Mi abuela hacía palmas y una vez me explicó que era y me interesó mucho», explicó Laia. Ella fue la que introdujo a su compañera de clase y amiga Laura en esta actividad que todos los años las une. «Al principio las vi por Google y Laura me dijo que se me daría bien y las empecé a hacer», explicó Laura.

Ambas coinciden que el «truco» es en pensar que quieres hacer antes de ponerte y, como todo, una buena dosis de paciencia. «Ayer hice cuatro y hoy he hecho una. Si te gustan y tienes ganas, es fácil», concluyó Laia.