Formentera ha passat avui al nivell 3 reforçat d'alerta sanitària, el que ha permès obrir les terrasses de bars i restaurants amb restriccions. També es permeten reunions socials de màxim 6 persones de 2 nuclis de convivència. TEF - Televisió d'Eivissa i Formentera | Youtube: Televisió d'Eivissa i Formentera

Formentera dejó ayer atrás el nivel máximo de alerta sanitaria, dando la bienvenida al Nivel 3 reforzado que permite –entre otras cosas- abrir las terrazas a bares y restaurantes.

A pesar de las ganas de bar, han sido muchos los establecimientos que han preferido esperar y apenas una decena de establecimientos ofrecieron servicio ayer. El Pilar de la Mola sigue sin bares, en Sant Ferran han abierto dos, en Sant Francesc la oferta sube hasta los cinco y en La Savina encontramos dos bares abiertos.

El aforo máximo del 50%, el límite horario a las 18 horas y el resto de medidas a aplicar parecen haber desanimado a muchos de los restauradores. Para más inri, ayer el cielo no acompañaba, por la invasión de polvo del Sáhara que enturbió el ambiente.

Algunos clientes, como Francisco Abad, celebraron la apertura: «Con tanta restricción, al final acaba uno medio zumbado. Además, la economía va claramente para abajo y necesitamos dinamizarla entre todos».

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El encargado de la Cafetería La Mota en La Savina, Claudio Escandell, lo tiene claro: «Abrimos porque necesitamos trabajar, hay que pagar las facturas y con tantas semanas cerrados es imposible. Las ayudas no llegan y tampoco van a solucionar nada».

Jacobo Domínguez regenta el Bar-Pollería Los Pollos Hermanos y estaba deseando poder abrir, «nosotros hemos trabajado todo este tiempo, ofreciendo comida para llevar y ahora queremos dar servicio a nuestros clientes. También queremos contribuir a limpiar la imagen de la hostelería, que no es la responsable del aumento de contagios. Por el hecho de que unos pocos no hayan respetado las normas, no es justo que se nos haya castigado a todos».

El Restaurante La Bocana en la estación marítima de La Savina, también abrió su espectacular terraza. Su encargado Francesco Trecca estaba deseando volver: «Tenemos que atender la demanda de marineros, amarradores, los obreros que está trabajando en esta zona y todas las personas que nos quieran visitar. Es muy importante que nos vayamos preparando para un temporada que se presenta incierta».

Trecca opina que la obligatoriedad de haber mantenido la hostelería cerrada durante un mes es «un disparate, una locura. Se ha demostrado que en los bares y restaurantes no ha habido prácticamente contagio, ya que es donde se respetan las medidas de forma más escrupulosa. Los establecimientos no podremos aguantar otro cierre como este».

La ocupación de las mesas en todas las terrazas, fue más bien pobre, para tratarse del primer día, si bien es verdad que el tiempo tampoco acompañó especialmente.