E l Club Ciclista Santa Eulària organizó ayer por la tarde por primera vez en el programa de fiestas del municipio una gincana en las pistas polideportivas de la localidad. La cita estaba enfocada para jóvenes con edades de 6 a 13 años y respondieron a la prueba unos 50 deportistas. Una tarde para olvidarse de la competitividad y centrarse exclusivamente en el entretenimiento.

«El espíritu de la gincana, que organizamos por primera vez en las fiestas, persigue más medir la habilidad de los participantes y la diversión que la competición». El director del Club Ciclista Santa Eulària presentaba así la intención de la prueba y aclaraba que es nuevo para ellos y que les servirá a la vez para experimentar y repetirlo luego más perfeccionado. Una vez que el circuito de pruebas se terminó de instalar en una de las pistas polideportivas los jóvenes pasaron a inscribirse. A cada uno se les asignó una categoría en función de su edad -benjamín, alevín e infantil-, un dorsal y se les entregó un bidón de agua para refrescarse.

Un participante del club, Javier Olmedilla, señaló: «Me parece muy bien que se organice algo así porque los niños nos divertimos y jugamos un rato». Su compañero de equipo Carlos González matizó: «Tenemos que correr mañana-por hoypero esto no nos perjudica porque es un juego; te diviertes mientras que en lo otro compites». Otro de los participantes, Manuel Cruz, aclaró que su intención no era ganar nada: «Me da igual ganar o perder; vengo a pasármelo bien y punto».

Para que a nadie le entrara la tentación de obsesionarse con la victoria la organización decidió entregar a todos los jóvenes una medalla y un diploma por el simple hecho de apuntarse. La única diferencia entre unos certificados y otros pasó por el escrito con la posición que ocupó en la prueba cada ciclista. El propio Daniel Guasch se encargó de probar el recorrido antes de que nadie lo hiciera y después le tomaron el testigo los participantes que, por grupos, entraron en la pista para una primera toma de contacto.

Cuando todos estudiaron los obstáculos, los primeros en concursar fueron los más pequeños. Pero todos tuvieron que hacer eslalom entre conos, pasar por encima de rodillos, atinar con los aros en unos barrotes, tirar a la diana, marcar goles sin bajarse de la bicicleta o pasar por debajo de una cuerda situada a una altura poco exigente para los más pequeños pero difícil de superar para los de la categoría infantil. Una primera experiencia que se repetirá al año que viene en las fiestas por su buena acogida.