Ekkerhard Hoffmann es ingeniero industrial y llegó a Formentera procedente de Alemania en 1988, «venía a hacer un curso y hacer mi propia guitarra» que en su caso era un bajo. «Estar aquí y hacer mi propio instrumento "explica Ekkerhard-, cambió mi vida por completo» ya que a partir de entonces volvió un par de veces a Formentera, hizo algún instrumento más y luego dejó su profesión, sus amigos de Alemania y cambió radicalmente su sistema de vida. Desde hace más de una década se encarga, junto a Thomas Stratmann, de los cursillos de construcción de guitarras eléctricas; para ello cuenta con el espacioso taller Formentera Guitars en Sant Ferran de ses Roques por el que pasan cientos de personas que sueñan con hacer su guitarra y en poco menos de tres semanas lo consiguen.

Hoffmann explica que de Formentera Guitars han salido entre 400 y 500 guitarras y bajos en una decena de años y que «el simple hecho de tocar con una guitarra que has hecho tú mismo representa una sensación muy especial "afirma Ekkerhard-, una sensación que quienes pasan por el taller la experimentan siempre», señalando que se establece una sutil línea entre instrumento y músico de tal manera que «la guitarra parece sonar mejor».

En Formentera Guitars cualquiera puede hacer, por el precio de 1.600 euros, una réplica perfecta de guitarras tan míticas como la Les Paul, la Gibson o la Fender Stratocaster con una serie de sutiles diferencias, apunta el luthier, ya que no utilizan el plástico como en el caso de muchas Gibson y se les da un tratamiento especial de ceras que permite un sonido casi perfecto, a veces incluso superior a los originales que, por otra parte y según señala Hoffmann, son muchísimo más caras que los 1600 euros que cobramos nosotros por enseñar y por el material necesario para hacerlas. Las maderas con las que trabajan en Formentera Guitars van de la caoba al ébano, el palisandro o el cerezo entre otras muchas y procedían hasta hace poco, en su mayoría de Alemania: «me bajaba una tonelada en maderas» recuerda Ekkerhard que ahora cuenta también con buenos proveedores en la península.

La guitarra acústica es una asignatura pendiente debido a la humedad de la isla, explica el experto luthier, ya que al tratarse de placas muy finas, de unos 2mm, y aunque lleven entramado interno, la humedad impide que salgan instrumentos que suenen redondos. En cambio, las guitarras y los bajos eléctricos pueden ser macizos o semi huecos pero con unos grosores considerables, de más de 10 ó 12 mm que no quedan afectados por la climatología de la isla. En los cursos, ocho previstos de mayo a setiembre y un noveno en diciembre sólo aceptan un máximo de seis o siete personas porque de lo contrario «no se puede atender a la gente como se merece» dice el luthier; la duración es de unas tres horas por la mañana y otras tantas por la tarde noche de manera que los participantes disfrutan asimismo de largas horas de playa.

En su mayoría los aprendices de luthier son alemanes de edades que rondan entre los 40 y los 50 años aunque también hay gente que procede de otros países; entre ellos Hoffmann destaca a un fan de Formentera Guitars ya que «ha venido hasta ahora ya once veces y se ha ido con once modelos distintos de guitarra "señala Ekkerhard-, y lo curioso es que no toca la guitarra pero lo que ocurre es que sabe hacerlas muy bien, disfruta haciéndolas y sabe qué tipo de guitarra quiere hacer cada año».

Muchos de los participantes en estos cursos son guitarristas amateurs, que tocan en conjuntos de amiguetes, en fiestas o bares pero sin hacer de la música más que una válvula de escape, un hobby, señala Ekkerhard. «Cada uno puede componer según su gusto, no sólo la madera "señala el profesor-, sino también los detalles y las pastillas». Hoffmann, que lleva años afincado en Formentera, es una asiduo de las manifestaciones musicales que se celebran en la isla: su bajo, rotundo y potente, ha amenizado muchas veladas a lo largo de todos los años que lleva instalado en Formentera y aunque acostumbra a interpretar rock y pop, también se acercó años atrás a la música clásica y tanto entonces como ahora, al jazz.