Chenoa fue la encargada de abrir el concierto ante unos 6.000 fans entregados. Foto: V.F.

Con bastante puntualidad, a las 22'10 horas, el clamor de las 6.000 personas que llenaban el recinto ferial de Eivissa alcanzó su punto álgido. Chenoa salió sola al escenario e hizo las delicias de sus muchos fans de Eivissa y Formentera, que en un abrir y cerrar de ojos parecieron olvidar el cansancio que acumulaban muchos de ellos, quienes había hecho cola a la entrada del recinto desde primera hora de la mañana. Abrió su repertorio con algunos de los éxitos que suenan en televisión desde que la mallorquina y el resto de los chicos de Operación Triunfo salieron de la Academia.

Los primeros acordes de 'The best' fueron los primeros en oírse y a continuación miles de voces cantaron con ella la letra de 'Ven, ven, ven'; entre canción y canción Chenoa aprovechaba cada uno de los minutos para dirigirse a un público desaforado. Alternando el castellano con el mallorquín bromeaba comentando su deseo de «abrir aquí un club de fans» o alabando a los presentes. Si algo podía definir el ambiente que ayer se respiraba en ese rincón de Eivissa fue la amplitud del público que allí se concentró. Gente de todas las edades, padres con sus hijos, parejas jóvenes o abuelos con sus nietos, todos se reunieron con el único objetivo de estar cerca de sus ídolos. Entre la gente, cientos de las pequeñas luces que este año triunfan en los souvenirs brillaban sin cesar.

La emoción de los fans de Operación Triunfo llevaba días respirándose en el ambiente. Allá por donde se iba, se escuchaba: «¿Te has comprado la entrada», «¿Vas al concierto?». Sin embargo, lo grande llegó ayer. Ya a las 8'00 horas había 10 chicas esperando en la puerta para coger sitio y allí estaba Àngela, de 14 años e incondicional de Bustamante: «Es el mejor». Entre los entusiastas también estaban Rosemary y su hija Yemy: «El chaparrón nos ha cogido pero hemos ido a buscar las sombrillas que teníamos para el sol y lo hemos solucionado».

Al mediodía (hacia las 14'00 horas), casi todas comieron un bocadillo para cojer fuerzas y aguantar el resto de horas y el concierto que tanto habían esperado: «Tenemos que dar las gracias a los de dentro, sobre todo a Àlvaro, porque al menos nos han dado un poco de agua. A muchas ya no nos quedaba», dijo una de las seguidoras. Eran muchas horas de estar delante de la puerta, pero dejaron pasar el tiempo hablando de sus ídolos, llamándolos a gritos y cantando sus canciones. Así se le hacía más ameno. A las 17'00 horas los artistas llegaban en autobús al recinto, donde les esperaban gran cantidad de chicas (siempre algún chico pero en una proporción menor) que querían hablar con sus cantantes favoritos. Sin embargo, muchas se tuvieron que conformar con menos: «Al menos me ha saludado», dijo Andrea poco después de que el autobús entrara en el recinto.

Entre las 17'30 y 18'00 horas Bustamante y Verónica ensayaron dos canciones cada uno para adecuarse al escenario y «estudiar» el espacio en el que estarían durante dos horas cantando. A continuación fueron a recibir a los niños discapacitados que habían ido especialmente para verles. En cuanto les vieron los rostros de estos niños se tornó prácticamente en una sonrisa. David estaba en su salsa con ellos, conversó y se hizo fotos : «Son muy cariñosos, te abrazan... son muy sinceros, dijo Busta. Por otro lado, Vero en cuanto los vio esbozó una gran sonrisa y uno de los chicos gritaba: «¡Vero, Vero!» mientras se le echaba a los brazos y la llenaba de besos. A ambos se les veía entusiasmados y halagados de que éstos niños tuvieran conciencia de ellos: «Son unos soles», dijo Verónica.

El aeropuerto de Eivissa acogió ayer por la mañana una multitud de fans que venían a arropar con una cariñosa bienvenida a los archiconocidos chicos de Operación Triunfo. El primero en asomar su valiosa cabeza para saludar a sus fieles seguidoras fue el sensible santanderino, David Bustamante, que llegaba con Verónica procedentes de Palma de Mallorca. Los fans, allí concentrados, vivieron una mañana nerviosa y agitada, porque los rumores apuntaban a que la llegada de estos jóvenes cantantes se produciría alrededor de las 11'00 horas. El tiempo pasaba y los ídolos no aparecían, los nervios crispaban a los ansiosos seguidores y a las madres acompañantes de los más pequeños. Las personas que más abundaban en la terminal de llegadas eran las jovencitas de entre 13 y 14 años, ansiosas y deseosas de ver a su amor platónico, Bustamante.

La risueña Vero despertó la simpatía de todos los asistentes, pero 'Busta' se llevó el mayor número de lágrimas por metro cuadrado; no podía dar un sólo paso sin que se le abalanzara alguna jovencita para robarle un beso. David declaró a los medios de comunicación: «para mi es un sueño estar en Eivissa, pero siento que tenga que ser por motivos de trabajo, me gustaría venir de vacaciones, siempre soñé con coger el barco en Denia y venir a esta isla maravillosa. Verónica me ha contado cosas increíbles sobre los lugares recónditos de aquí y algún día vendré con más tiempo para disfrutar al máximo este lugar».

Chenoa, llegó en el vuelo de las 14'00 horas procedente de Valencia. La mallorquina fue coreada por sus seguidores entre los que también se encontraba gente de Palma. Fue recibida con un clamor apoteósico de niñas que afirmaban: «queremos ser igual que ella, Chenoa eres la mejor. ». La admiración y el fervor que despertó esta jovencita se debió también a que dedicó mucha atención a los medios y a los fans, provocando rabietas entre todos los que querían acceder a ella para conseguir un autógrafo o un simple 'hola' de la famosa solista. Chenoa, admitió que a pesar de vivir tan cerca de Eivissa jamás había estado en esta isla, pero dejó muy claro que no porque no quisiera sino porque aún no había podido. «Se que esta isla está llena de marcha y lugares preciosos» afirmó la cantante. Los tres triunfadores afirmaron que las giras van estupendamente y que no se esperaban que él público de toda España respondiera tanto a sus conciertos.

En los rostros de estos solistas se pudo observar mucha emoción al traspasar las puertas de la terminal y ver la cantidad de gente que les esperaba con pancartas, fotos gigantes, libretas (para recaudar autógrafos) o cámaras de fotos. Ellos mismos no podían creer lo que sus ojos veían y aunque les pasa en cada aeropuerto que pisan declararon que cada vez es una emoción y una satisfacción nueva y diferente.