(Linares, 1977) Diplomado en Enfermería por la Universidad de Jaen desde el año 1998. Un año después llegó a trabajar al hospital Can Misses. Interino desde 2001, está pendiente de la resolución de la oferta pública de empleo para ser fijo. Desarrolla su labor en Urgencias desde 2001 y desde hace tres es miembro de la junta personal con el sindicato CSI-F. También ha realizado varios estudios sobre drogas y con uno de ellos, sobre el GHB, consiguió el primer premio del Congreso Nacional de la Sociedad Medicina de Emergencias en Madrid. Es uno de los organizadores de la Jornada Sanitaria en Ibiza, Atención Sanitaria Urgente que empieza mañana.

-¿Nos pasamos yendo a Urgencias?

-La urgencia es subjetiva y nosotros, en la medida de los posible, tenemos que objetivarla. Es verdad que un tanto por ciento de las urgencias no son lo suficientemente importantes para que vayan al servicio de urgencias y se pueden subsanar en primaria. Si me pregunta si hay un problema de saturación en Urgencias es porque quizás atendamos casos que no deban venir a urgencias, y probablemente es cierto.

-¿Mejorará alguna vez la sanidad en Eivissa?

-Ésa es una esperanza que tengo. El estándar de calidad que se está prestando en la isla de Eivissa no está nada mal. Ahora, con el tema de la crisis, los recursos han mermado un poquito, pero la calidad de la asistencia es bastante buena.

-¿Ligan mucho los enfermeros?

-Tengo la suerte de haber venido con mi pareja y fisicamente no soy nada espectacular; no soy especialmente ligón, pero sí es verdad que hay muchas mujeres y es más facil.

-¿Cómo es que hay muchas mujeres?

-Hay muchas enfermeras trabajando, muy guapas y muy inteligentes.

-¿Hay machismo en la sanidad?

-El machismo en la sociedad en la que vivimos siempre ha existido y eso es una realidad. En la profesión en la que trabajo, la enfermería, hay cada vez menos.

-¿Es usted un buen enfermo?

-No, generalmente los que nos dedicamos a la sanidad somos malos enfermos. Primero, porque conocemos cómo funciona la sanidad, y el hecho de tener una serie de conocimientos sobre la ciencia médica te hace ser un poco hipocondriaco.

-¿Es de los que le duele algo y se va a urgencias?

-No, lo que hago es tomarme un paracetamol y al día siguiente le consulto a un compañero. Ésta es una ventaja que tengo.

-¿Qué le gustaría para Can Misses?

-Si me tuvieran que hacer un regalo de reyes, una reestructuración física del servicio de urgencias. Está muy mal distrubuido y quizás ese es uno de los principales cánceres del servicio.

-¿Qué le da más quebraderos de cabeza, el hospital o el sindicato?

-Uff, últimamente el sindicato, pero, sobre todo, con el tema de las jornadas y porque hay mucha gente con problemas importantes y no siempre no somos capaces de resolverlo o van muy lentos. Trabajamos cada día con el dolor o el sufrimiento de la gente, pero para mí es mucho más gratificanente y fácil de solucionar que el sindical.

-¿Cuál es la peor situación a la que se ha tenido que enfrentar en su vida profesional?

-Alguna situación de parada cardiorrespiratoria de niños. Son situaciones de una gran tensión porque siempre es difícil perder una vida, pero aún más cuando ésta está empezando.

-Ha realizado varios trabajos sobre pacientes atendidos por consumo de drogas. ¿Nunca se ha sentido tentado a comprobar sus efectos?

-No tengo ningún tipo de curiosidad porque cada año, en verano, veo los efectos de muchas drogas, y son devastadores.