«Nos hemos apuntado porque dan dos créditos y medio en la universidad. La verdad es que nos está gustando; cuesta un poquito vaciar el diseño y por el momento no nos hemos cortado con el cúter», explicaban Nataly Espinosa, de 21 años, y Maite Fernández, de 32, estudiantes de la UIB que participaron ayer en el taller de grabado de castanyoles que impartió el artesano Pau Valverde en el marco de las décimas Jornadas de Cultura Popular, organizadas por la Federació de Colles de Ball i Cultura Popular d'Eivissa i Formentera. Jesús Rodríguez, por su parte, decidió participar en este mismo curso por su hija Susana: «Mi hija me ha liado para que viniera. Nunca lo había hecho y por el momento me está pareciendo muy interesante». Llorenç Guasch, otro de los participantes, tenía muy claro el objetivo que quería conseguir: «Tengo dos hijos, uno baila en Sant Jordi y el otro está aprendiendo a tocar el tambor y la flaüta. Lo que quiero es hacerles yo los instrumentos. En diciembre ya hice un cursillo de castanyoles que organizó la colla de Can Boned».
Pau Valverde explicó a sus 15 alumnos que antes de lanzarse al vaciado de las figuras con el cúter tienen que dibujar con un lápiz el diseño sobre la pieza que van a trabajar. «Quienes tienen más práctica no se hacen ni dibujo, pero yo siempre lo recomiendo porque, si te equivocas, puedes borrar con goma. Si lo haces directamente, sin dibujar, y te equivocas, mal asunto», aseguró Valverde, quien afirmó además que el objetivo de este taller es que las personas interesadas en aprender grabado se queden con lo principal: la técnica. «Con esta sesión quiero que aprenden la técnica, luego les faltará la práctica, pero eso depende de quien quiera continuar en casa o en otros talleres», aseguró.