El aumento de zonas inedificables que establece la modificación del Plan Territorial d'Eivissa (PTE) es calificado como «muy positivo» para la conservación de terminadas especies de flora y fauna, tal y como destaca la evaluación ambiental que acompaña al documento.
En concreto, todas las actuaciones propuestas tienen «repercusiones positivas» para los hábitats de interés comunitario que se encuentran en los espacios Red Natura 2000. Los más favorecidos son la sabina y los matorrales mediterráneos Cneoro tricoci-pistacietum lentisci, además de las zonas de prado Thero-Brachypodietea. Estas especies son las que más abundan en las áreas forestales de Eivissa. También salen muy beneficiadas plantas como la ginesta o el Allium grosii.
En cuanto a fauna, la protección tiene un efecto positivo sobre seis aves que nidifican en las zonas forestales y en las zonas rurales de interior. Se trata del alcaraván (sebel·lí), el enganyapastors, la terrera común, la bisbita campestre, la cucullada y la curruca sarda.
Medidas
Estos efectos positivos, según la evaluación ambiental, se consiguen tras una serie de medidas restrictivas que ha introducido el PTE y que impiden la edificación en determinados parajes. Uno de los ejemplos es la prohibición de construir viviendas en terrenos calificados como Lugar de Interés Comunitario (LIC) y Zona Especial de Protección de Aves (ZEPA). Asimismo, no se permite edificar en áreas de pendiente superior al 20% (antes era del 40%), se imponen algunas restricciones a la hora de autorizar ampliaciones de caminos y se aumenta la delimitación del suelo rústico forestal para «adaptarla a la realidad ambiental de la Isla».
Según destaca la evaluación ambiental, con el nuevo PTE se apuesta también por una «fuerte promoción del paisaje», ya que se conservan las áreas «de mayor fragilidad visual» como son las pendientes de más de un 20%. Además, en las zonas que tengan entre un 10 y un 20% de pendiente sólo se podrá edificar una planta baja. También la nueva regulación sobre las obras que se pueden hacer en suelo rústico, en casas payesas y las indicaciones sobre cómo deben ser los cerramientos, más restrictivas que las anteriores, contribuyen a dar una mayor armonía visual.
La evaluación ambiental plantea además una serie de medidas correctoras, como el hecho de que se promueva activamente la depuración de aguas residuales en suelo rústico, que las edificaciones en este tipo de terrenos puedan contar con instalaciones solares que generen como mínimo el 50% de la energía consumida y que se puedan dar ayudas a los ayuntamientos para elaborar sus catálogos de patrimonio. También se recomienda que los consistorios puedan intervenir en el catálogo del paisaje e implantar una línea de ayudas para la conservación del paisaje por parte de los propietarios de fincas rústicas.