La localidad de Sant Miquel, tras un semana de fiestas celebró ayer su día grande. La jornada comenzó con una misa solemne presidida por el obispo de Eivissa, Vicente Juan Segura a la que siguió una procesión y un baile payès.

Sentados alrededor de la estatua de Mariá Villangómez en la plaza del pueblo, turistas y vecinos de Sant Miquel esperaban la salida de la comitiva. En la plaza de la iglesia, junto a la biblioteca pública, los niños saltaban y jugaban haciendo enfadar a sus madres.

Esther y Lari, madre e hija, dos vecinos de la localidad aseguraban que vienen cada año porque es la fiesta de su parroquia. Vicent, junto a ellas y su mujer comentó que aunque ellos son de San Joan, «venimos siempre porque tenemos familiares aquí y porque somos de un pueblo muy cercano».

Dos 'turistas' franceses se encontraban filmando lo que allí acontecía. Uno de ellos contaba: «Hemos venido porque tenemos un amigo que trabaja en la parroquia, por eso quiero hacer un vídeo titulado, Un día de fiesta en Sant Miquel. Tengo casa aquí y vengo desde el año 1983».

Margarita Riera es esperdenyera y pertenece a la Asociación es Retorn, junto a ella estaba Adrián, su nieto vestido con el traje típico Payés realizado por ella misma.

El sonido de las campanas anunciaba la salida del obispo y la procesión. Tres monaguillos con la cruz salieron los primeros, tres obreros de la parroquia les seguían con la bandera de Sant Miquel. Tras ellos, la estatua del primer santo, en honor a Sant Antoni, después San Isidro y Sant Josep. Cuatro mujeres del coro de la parroquia llevaban la estatua del niño Jesús, detrás les seguían las esposas de los obreros que llevaban a la Madre de Dios del Rosario y por último, cuatro obreros, también de la parroquia llevaban al patrón del pueblo.

Doce eran los componentes de la Colla de Sant Miquel de Balanzat que deleitaron con su tradicional baile mientras se repartían varias bandejas con orelletes, bunyolns y vasos de típico vino de la tierra.

Entre las personalidades se encontraba el alcalde de Sant Joan, Antoni Marí que contaba: «Cada día de fiesta es especial. Hoy teníamos la preocupación de que lloviera pero al final y gracias a Sant Miquel hemos podido disfrutar de un buen día. Ya han sido varios días los que llevamos de fiesta, acompañados de mucha gente, por eso quiero agradecer a la organización de los actos todos sus esfuerzos porque ha habido actividades para todos».

Vicent Marí, alcalde de Santa Eulària, amigo invitado, añadió que «son unos días de relaciones familiares en las todos los vecinos se reúnen. Se trata de actos sencillos que aunque siempre es lo mismo tienen gran aceptación, la gente participa y se implica con la tradición típica de Eivissa».