Antich pronuncia su discurso rodeado por todos los premiados. | MONTSERRAT T DIEZ

Por segundo año consecutivo, Francesc Antich pronunció su discurso del Dia de les Illes Balears en un clima político intoxicado por la corrupción. El pasado año, Antich conmemoraba la entrada en vigor del Estatut 24 horas después de la dimisión de Maria Antònia Munar. Ayer, Antich volvió a comparecer mientras uno de sus ex consellers (Mateu Cañellas) se encontraba detenido en los juzgados de Palma por el caso Picnic.
«No puedo ocultar un hecho que ha provocado una inmensa conmoción sobre la sociedad balear. Todavía se encuentran de actualidad judicial unos comportamientos rechazables por parte de altos cargos de instituciones de nuestro país», lamentó Antich.
El president admitió que Balears vive «unos episodios que pueden provocar una grieta de desconfianza entre los ciudadanos y sus instituciones». «El país, todos nosotros sin excepción, debemos tomar nota y asumir que, efectivamente, entramos en otro tiempo, en otra época en que episodios como estos no pueden volver a repetirse nunca mas», subrayó.

Instrumentos
El jefe del gabinete está convencido de que la ciudadanía exige que las instituciones actúen contra la corrupción. «Este es un problema que necesita también la implicación de todos, y el Govern ha puesto a disposición algunos instrumentos», señaló.
Durante su discurso, admitió que se están viviendo tiempos de cambio, de transición. «Hemos comenzado a atravesar un puente y hemos soltado la mano de la barandilla de una parte sin que todavía nos hayamos podido coger a la otra con seguridad», reflexionó el presidente balear.
Antich cree que el principal peligro «es caer en la confusión». «Los nuevos tiempos nos obligan a dar respuesta y a actualizar valores, nuevas respuestas en un mundo que cambia a toda velocidad, una velocidad que nos instala en un presente infinito y que ahoga el futuro de la gente joven», dijo.
El president se refirió a la crisis y analizó qué ha ocurrido para encontrarse en la actual situación. Antich volvió a insistir en que la crisis se ha producido por un modelo de crecimiento basado en la especulación, artificial y poco solidario. «El reto -advirtió- no está sólo en superar la crisis. El auténtico desafío es superarla bien».
Antich sostuvo que su Govern ha declarado la guerra al paro y a la exclusión social. «Mi compromiso es dar a todos los ciudadanos la seguridad de que llegarán a la otra parte (el final de la crisis), a los nuevos tiempos, en las condiciones más dignas», prometió el presidente balear.
Durante su discurso, Antich reclamó el apoyo de todos para «sumar economía y restar paro». «Las nuevas respuestas no pueden venir solo del gobierno de turno. Tienen que ser respuestas de país», pidió.
La mayor parte del discurso de Antich se centró en la crisis económica. De hecho, el presidente del Govern mostró su profunda confianza «en el país y su gente». «El tesoro más preciado de un país son las personas, el capital humano», subrayó.

Oportunidades
El president recalcó que el objetivo de su Govern en lo que resta de legislatura es convertir las dificultades en oportunidades. «Huyendo de optimismos voluntariosos, debo decir que ya hemos superado el peor momento y la sensación de crisis se está reconvirtiendo en la de la recuperación económica», indicó. Antich reafirmó esta idea al recordar que muchos analistas ya han pronosticado que se está al final de la crisis.
«El año pasado pudimos contener el crecimiento del paro. Este año ya hemos reducido paro. Moderadamente, pero hemos restado», se felicitó.
De cara al futuro, Antich entendió que es indispensable, inaplazable y fundamental un gran pacto social y político sobre educación y la formación. En este sentido, Antich reclamó un gran pacto por el éxito escolar, para la formación profesional y la mejora del sistema en su conjunto. «Este es un pacto en el que todos saldrán beneficiados, los alumnos y también los docentes», aseguró. Antich quiso resaltar el papel de profesores ya que, en su opinión, «llevan sobre la espalda el peso de la formación en tiempos de cambios sociales y tecnológicos extraordinarios y no siempre con las mejores condiciones de trabajo». «Es de justicia -añadió- hacer un reconocimiento a su trabajo y prestarles la ayuda necesaria. La educación y la formación es trabajo de todos».