Pere Palau, el pasado martes, en la sede del Partido Popular.

Pere Palau trabaja para afronta, con orgullo, su séptima legislatura como diputado del Parlament balear. Este año, tras los comicios del próximo domingo, cumplirá con el cuarto de siglo con un escaño en la Cámara. Pero va más allá. Tras seis legislaturas y 24 años como diputado a sus espaldas, Palau apunta que lo «más seguro es que acabe mi vida política en el Parlament y además en esta legislatura», puntualiza.
De sus inicios como parlamentario los compara «a cuando te ibas a la 'mili' de recluta novato». Y no es para menos después de explicar cómo sus compañeros de filas por aquel entonces, Bartolo Planells y Vicent Serra, le gastaron una broma simulando una carta de la presidencia del Parlament anunciando que le iban a abrir un expediente por sus ausencias en la comisión de hacienda: «Quise ir a pedir explicaciones al presidente del Parlament con Antoni Marí Calbet para que me dijera qué pasaba. Serra y Planells cuando vieron que la cosa iba en serio me confesaron que era una broma».
Asegura que se lleva buenos amigos. No sólo del Parlament, también en el Consell. «Si algo me ha dejado la política son amigos. Yo no he hecho enemigos y, a lo mejor, he tenido motivos. Pero no guardo rencor a nadie por actitudes o discusiones y no tengo inconveniente en tomarme un café o mantener una conversación con cualquier miembro del arco parlamentario», señala.

Política con buena fe
En estos 24 años, el candidato popular al Parlament balear lamenta la forma en la que ha derivado la política. «En los primeros años, con toda la ignorancia, había más buena fe entre los diferentes grupos políticos. Ahora, algunas personas, que no todas, se dedican a buscar cosas para atacar al adversario político con temas personales. Deberíamos saber limitar muy bien qué es lo personal de lo que pertenece al ámbito político». Aún así, Palau destaca que, con sus inicios, tuvo la oportunidad de conocer dos instituciones autonómicas (Parlament y Consell) salidas de la democracia desde hacía poco. «Tanto una como otra han evolucionado mucho durante estos años, con más competencias y que han hecho que tengamos un verdadero órgano de gobierno cada una de las Islas», apunta.
A lo largo de su carrera como diputado, Palau ha presenciado muchas comisiones y ha participado en numerosos plenos. En estos 24 años también le quedan en su retina momentos emotivos. Entre ellos, y como vicepresidente del Parlament, la visita de los Reyes o la de los mismos Príncipes. Pero Palau recuerda, y con gran emotividad, la visita de Jordi Pujol: «Fue una persona que me impactó porque me hablaba de temas que no eran políticos y me di cuenta que tenía una memoria privilegiada».
Entre los mejores oradores, Palau se queda con Félix Pons y con Joan Francesc López Casanovas. De éste último apunta que, a pesar de no estar de acuerdo con sus ideas (pertenecía a EU de Menorca) «era muy buen orador».
Así, después de 24 años y a seis días de los comicios, Palau se prepara para afrontar una nueva etapa en el Parlament. Con ilusión, señala.

«El trabajo de diputado te ocupa 24 horas diarias»
Pere Palau quiere desmitificar la idea de que ser parlamentario puede ser una buena fórmula de seguir en política a la par que se gana un buen sueldo sin gran esfuerzo. «La gente se equivoca porque a pesar de que el pleno del Parlament se reúna una vez a la semana y puede dar la sensación de que sólo trabajamos un día, no es cierto». Y es que, según explica, convencido, el trabajo de diputado «es ser un representante del pueblo y del ciudadano y tienes que contactar de manera continúa con el colectivo que puede verse afectado». Por ello, apunta que este trabajo te ocupa «24 horas, no sólo cuando estás en Palma, sino también en Eivissa y a cualquier hora del día, sea lunes, sábado o domingo».