José Torres con Joan Serra Mayans (de espaldas) y Albert Prats. | Marco Torres

Besos y abrazos es lo que hubo ayer en la última sesión plenaria del Consell d'Eivissa, que duró escasamente diez minutos. Y es que, por no haber, no había ni orden del día ya que sólo se aprobaban las dos actas de los plenos anteriores.
El presidente en funciones de la institución, Xico Tarrés, cerró la sesión deseando «mucha suerte y trabajo» a los que hasta ayer se situaban en el lado de los 'derrotados', ahora vencedores. Y con creces.
Antes de iniciar la sesión, Vicent Serra y Xico Tarrés intercambiaron unas palabras.
Al finalizar todos se dieron besos y abrazos como si no se volvieran a ver jamás, olvidando por un momento que viven en una isla de poco más de 570 km2 y que la mayoría continuarán, de una manera u otra, en primera fila política.
El conseller en funciones de Política Financera, Tomás Méndez, salió disparado a darle dos besos a la popular Carmen Domínguez, su compañera de 'trifulcas' durante estos últimos cuatro años. Vicent Serra fue felicitado por todos los miembros del PSOE-ExC y así un sinfín de apretones de manos, risas y buen rollo, poco habitual de contrincantes políticos.
Segundos después, Tarrés señalaba que afrontaba su nueva etapa en la oposición con «todas las ganas de trabajar y con toda la ilusión». «Espero tener buen carácter, como he tenido siempre, y no ser un agrio ni una persona en contra de todo. Colaboraré en todo lo que pueda colaborar, soy muy normal y no busco más patas a las cosas», sentenció.
A pesar del 'buenrollismo', Tarrés también hizo referencia a las declaraciones del recién estrenado conseller balear de Turisme, Carlos Delgado, quien descartó el traspaso de competencias en materia de promoción turística. «Me parece empezar con muy mal pie, no haré guerra contra ellos. Creo que lo que toca es que dejemos un poco el partido en el que estamos y en qué lado nos encontramos para ir hacia aquellos que nos puede hacer daño con nuestra industria y es desde Mallorca», apuntó.
Tarrés se mostró «satisfecho» al apuntar que en estos cuatros años «no hemos engañado a nadie, hemos dicho que había problemas económicos y eran graves y se nos exigía que se actuase como si no hubiera problemas económicos» y les recordó que todos «somos esclavos de nuestras palabras y nuestros actos». Y todo esto hasta el próximo 1 de julio, día de la toma de posesión de Vicent Serra.