La Cambra de Comerç d'Eivissa i Formentera ha decidido premiar el esfuerzo de los fundadores de la empresa familiar bar Costa de Santa Gertrudis, pero también la perseverancia y el buen hacer de sus herederos en su tercera edición de los Premios Posidonia a la Excelencia Empresarial.
En el caso del bar Costa, Vicente Roig, 'Pi', fue su fundador en 1963, cuando decidió comprar el establecimiento. Entonces apenas había comercios en Santa Getrudis y de hecho este bar era el único del pueblo. A la mujer de Vicente, Gertrudis Destap, le supuso un disgusto esta adquisición familiar, pues no entendía que su marido hubiera destinado todos los ahorros que tanto le había costado conseguir en su empleo de 'mulero' (comprando y vendiendo caballos que traía de Palma) a comprar un bar sin clientela. Destap consideraba que podría haber adquirido cualquier otra cosa.
«Mi madre se tomó muy mal la noticia, estuvo dos meses llorando porque no entendía los motivos que habían llevado a mi padre a esa decisión y no a comprar un terrenito. El bar estaba muerto en aquella época y a mi madre no le gustaba», revive hoy el heredero de la empresa familiar, Pepe Roig.
Inicialmente, el bar Costa sólo se abría los domingos, festivos y cuando había un funeral, «que era cuando había más afluencia de público». Era el único bar del pueblo en aquellos años. Tan sólo un estanco y una tienda, sumaban los comercios del momento allí.
Los clientes iniciales del establecimiento eran los propios vecinos, «mucha gente del campo que venía a tomar unas copas y a jugar a las cartas cuando llovía y no podían ir al campo a trabajar».
En aquella época, el fundador del negocio compaginaba su labor en el bar Costa con el negocio de los caballos y, como el bar no era demasiado rentable, decidió alquilárselo a un vecino ibicenco durante algún tiempo.
No fue hasta 1975 cuando Pepe Roig, que ya contaba con 14 años de edad, le propuso a su padre recuperar el bar Costa y darle nuevos aires. Vicente aceptó la propuesta, realizaron una serie de reformas y comenzaron a abrir todos los días.
Por lo que respecta a los famosos bocadillos del bar Costa, reclamo de sus clientes, al principio los hacían de sobrasada. Les daban a los clientes el pan payés y la sobrasada para que ellos mismos se la torraran en la chimenea. «Era todo un proceso que les encantaba, aunque a veces se les quemaba el pan y venían a pedirnos más», relata Pepe Roig quien recuerda que «ya fue después cuando, influenciados por el turismo español, empezamos a hacerlos de jamón serrano y queso».
Fue en aquellos años en los que Vicente y su hijo Pepe se pusieron al mando del bar Costa, cuando comenzó el movimiento hippie en Eivissa. Los miércoles, que se celebraba el mercadillo en Punta Arabí y Vicente Roig sabía que ese día hacían dinero y estaban de fiesta, el bar Costa aprovechaba para hacer una comida con vino pagès. «Acudían todos los hippies de la zona», rememora Pepe Roig quien reconoce que sus gustos musicales evolucionaron en el negocio familiar muy influenciados por los citados hippies quienes decidieron hacer famoso y convertir al bar Costa en una cita ineludible para turistas y residentes de Eivissa.