Se imaginan un barrio en el que el lago de su parque esté lleno de basura y en el que las ratas campen a sus anchas saliendo de una obra que lleva meses parada? Pues esto y más es lo que están viviendo los vecinos del barrio de Es Clot, situado entre las calles País Valencià, Murcia y Josep Riquer Llobet de Vila.

Y es que bastan tan sólo diez minutos de paseo para darse cuenta que la realidad supera incluso la ficción. Al menos Pepe Pérez, Antonio García y Francisco Guirao, miembros de la Asociación de Vecinos tiran de humor para afrontarlo. «En el Parque de la Paz tenemos nuestro particular lago verde y a este paso encontraremos al monstruo del Lago Ness», asegura entre risas Pérez, presidente de la asociación.

No en vano este parque emblemático de Vila se ha convertido en un gran contenedor con todo tipo de basuras y además en él, según Pérez, «se han abierto zanjas hace semanas y todavía no se ha cerrado y en las pérgolas de entrada los huecos dejados por dos focos rotos se han tapado con dos tablones y dos conos».

En este mismo lugar la asociación también denuncia las pintadas que, según ellos, «han provocado que la gente no quiera ir al barrio por la noche porque se piensa que vivimos en un lugar sin ley».

Obras de Sa Bodega

A dar esta imagen también ayuda la situación en la que se encuentran las obras del nuevo colegio Sa Bodega paralizadas desde que se encontraron en el lugar restos arqueológicos.

Según Pérez, «en este lugar se acumula material de obra en alto grado de oxidación y basuras de todo tipo, desde planchas hasta ropa usada». Por eso, los escombros se han convertido en el lugar ideal para que se críen ratas y proliferen los malos olores en los contenedores.

Además, según el presidente de los vecinos, «al vencerse algunas de las vallas de protección, por las aceras es imposible circular con una silla de ruedas o un carrito de niño».

A todo esto se ha unido, según Pérez, que «la zona azul que nos prometieron en el barrio acumula más de un año de retraso y que los árboles de la calle Aragón están todos enfermos».

Una acumulación de circunstancias que, según los vecinos, le hicieron llegar a la alcaldesa de Eivissa, Marienna Sánchez-Jáuregui cuando se reunió en septiembre con todas las asociaciones de vecinos de la ciudad. Sin embargo, Pérez asegura que «no hemos sido atendidos ni personal ni telefónicamente y la situación es muy grave porque las pérdidas de los comerciantes son de más de un 40% y está a punto de cerrar un nuevo comercio en la zona».