Una vez que escuchó a las partes, la fiscal pidió la absolución de los cinco activistas de Greenpeace que fueron juzgados ayer por la magistrada sustituta del Juzgado de Instrucción número 1 de Eivissa, María Risueño, por al comisión de un presunto delito de deslucimiento de bien inmueble. La representante del Ministerio Público pidió la absolución sin perjuicio de que la acusación particular, ejercida por Joan Marí Ferrer en nombre de Fiesta Hotel Club, pueda exigir responsabilidad económica a los cinco acusados por los daños, tres mujeres y dos hombres.
Fiesta Hotel Club ha denunciado a los activistas porque asegura que rompieron 35 tejas del tejado del Hotel Ushuaïa Beach Club, desde donde el pasado día 21 desplegaron una pancarta en la que denunciaban «el consumo de excesivo de carburante» de los dos coches que la empresa Volkswagen está presentando estos días en un congreso en la isla a nivel mundial. Según declaró ante la juez Marí Ferrer, «rompieron 14 tejas de la parte izquierda del tejado y 21 de la parte derecha». Fiesta Hotel Club preparó un presupuesto por los daños que entregó a los activistas de Greenpeace para que pagaron los daños, «pero no quisieron hacerlo», señaló el denunciante.
Al juicio acudieron ayer dos de las activistas denunciadas, dos jóvenes de nacionalidad británica, mientras que el abogado del grupo, José Manuel Marraco, representó a los otros tres acusados, dos chicos y una chica, que tuvieron que regresar a Alemania, su país de origen, por motivos laborales.
Las dos británicas explicaron a la juez que subieron al tejado del Ushuaïa para desplegar la pancarta, ya que en este lugar se estaba celebrando el congreso de la Volkswagen, y que no tenían ninguna intención de causar destrozos. Ambas activistas señalaron, además, que las tejas no las rompieron ellas, sino los vigilantes de seguridad de este local que subieron al tejado para quitar la pancarta y obligar a bajar a los miembros de Greenpeace. «Tuvimos cuidado para no romper nada; fueron los de seguridad, que subieron muy deprisa y no tuvieron cuidado», dijo una de ellas. La otra añadió: «Los de seguridad vinieron gritando, ellos eran hombres grandes [ellas pesan unos 50 kilos cada una, según señalaron], lanzaron mi bolso y tiraron la pancarta, estaban llenos de emoción y de ira, actuaron con fuerza y tuvimos miedo». No se pudo escuchar la versión de estas personas porque no fueron citadas como testigos por ninguna de las partes.