Miquel Jerez, Pepita Gutiérrez, Vicent Serra y Pepe Sala observan los resultados favorables durante un momento de la noche. | DANIEL ESPINOSA

Los votantes del Partido Popular no solo se llevaron ayer a casa bajo el brazo una aplastante e incontestable mayoría. También se agenciaron un buen chute de colesterol, grasa, alcohol y azúcar en forma de sobrasada, butifarró, muslitos de pollo, croquetas, bunyols, cervezas y cubatas (menos mal que la sanidad aún es gratuita). Porque si algo no faltó ayer en la sede popular fueron muchísimas calorías, que fueron acogidas de muy buen grado por los militantes y simpatizantes.

La noche comenzó muy pronto en el cuartel popular, donde muchos de los asistentes ya se presentaron antes de las 21,00 horas para coger sitio en las mesas en un acto que a ratos podía confundirse con una boda. A esas horas pocos hacían caso de las pantallas en las que aparecían los primeros sondeos. Total, estaba cantado que el PP ganaría y era más interesante degustar la excelente sobrasada y agenciarse unos buenos platos a codazo limpio. Una de las primeras en aparecer fue la consellera balear de Salut, Carmen Castro, quien se presentó vestida de lo más sport, con chupa vaquera, zapatilla blanca y pañuelo al cuello. No fue la única que optó por el atuendo informal. La alcaldesa de Vila, Marienna Sánchez-Jáuregui, dio la sorpresa de la noche al no venir conjuntada y mezclar por primera vez dos colores en su vestimenta, el azul y el marrón.

Pero la fiesta se animó definitivamente hacia las 22,00 horas, cuando los populares empezaron a ver el mapa de España teñido de azul. Fue el momento en que se oyeron las primeras risotadas y cuando empezaron a correr no solo las cervezas y el vi pagès, sino también los güisquis. Fajarnés ya se daba por ganador y no paraba de recibir felicitaciones y el único que se resistía era Sala, que no se despegaba del ordenador para ver cuánta ventaja llevaba a Albert Marí. Pese a que ya le sacaba 3.000 votos se resistía a sonreír. Palau y Fajarnés intentaban convencerle de que se relajara y empezara a disfrutar de su victoria. «Le llevas 3.000 votos y has ganado en Formentera», le repetían sin éxito.

Mientras, por allí fue apareciendo lo más granado de la sociedad ibicenca. Destacados empresarios como Abel Matutes hijo, Mariano Matutes y Pepe Roselló. Tampoco faltaron el vicepresidente de la CAEB, Joan Bufí, o el excomisario Ángel Marí. Y entre los políticos, todos los alcaldes (Vicent Marí y Antoni Marí llegaron tarde por estar recontando votos), el presidente del Consell, Vicent Serra, y algunos consellers.

Son más de las 22,00 horas. Rajoy aparece en la televisión. La victoria ya es un hecho. Pero en el Gala Night ya hace tiempo que corren los cubatas, la alegría desmedida y las sonrisas de oreja a oreja. Fajarnés explica que Sofía Hernanz le ha llamado y Xico Tarrés le ha enviado un mensaje para felicitarle. Suena de fondo «We will rock you». Todo el mundo da palmas y salen al escenario las dos grandes estrellas de la noche: Fajarnés y Sala. Fajarnés parafrasea a Bauzá y dice que van a hacer «lo que tienen que hacer», pero logra finalizar la parrafada que el presidente del Govern dejó inconclusa y desvela que aquello misterioso que «tienen que hacer» es «crear empleo». Sala, exultante y emocionado, agradece la victoria y tiene unas palabras para su familia, los «grandes damnificados de mis aventuras políticas». Al final, como siempre, allí habló hasta el apuntador, porque también tomó la palabra el presidente Miquel Jerez, quien a su vez invitó a todos los alcaldes a decir algo. Al final, el público pide que se besen. No se sabe exactamente quién. Lo dicho, como una boda.

Alegría ‘josepina'

Marienna Sánchez-Jáuregui se pasó la noche repitiendo que en Sant Josep había ganado el PP y se lo remarcó a la portavoz de Sant Josep, Neus Marí, a la que recibió con besos.

Palau, el festero y Castro, la recatada

Palau gritó: «¡Aún es pronto, podemos celebrarlo hasta mañana!». La consellera de Salut, Carmen Castro, le aguó la fiesta y dijo que había que irse pronto a la cama para mañana a las 8,00, trabajar.

Aclaración

Sala se encontró al hijo de Matutes y le justificó por qué había dicho que su padre debería pagar la cuota de militante. El hijísimo, copa en mano, lo entendió perfectamente.