Los trabajadores de la empresa Refoart en las labores que desempeñan en la muralla árabe. | Marco Torres

A pesar de estar 21 años a la intemperie, los restos arqueológicos de la Ronda Calvi de Dalt Vila se encuentran «bastante bien y el nivel de pérdida es escaso», explicaba ayer Rosa Gurrea, arqueóloga municipal del Ayuntamiento de Eivissa, en el marco de la presentación del proyecto de restauración y consolidación de los hallazgos que vieron por primera vez la luz en 1991.

Según explicó Lina Sansano, concejala de Cultura del Ayuntamiento de Eivissa, las actuaciones se dividen en dos partes: la primera de ellas, y ya concluida, se centró en la limpieza de la muralla y una segunda parte es la consolidación de los restos arqueológicos de la Ronda Calvi. «Es una obra que hacía falta y que se podrá hacer gracias a la subvención nominativa de 95.000 euros del Ministerio de Cultura. Se tenían que consolidar los hallazgos y esperemos que los trabajos estén listos lo más rápido posible», explicó Sansano. En este sentido, apuntaron que los trabajos acabarán previsiblemente en marzo. El prespuesto total del proyecto es de 120.000 euros, cifra en la que se incluye la subvención del Ministerio de Cultura.

Cuando acaben las tareas de restauración y consolidación, el Ayuntamiento de Eivissa prevé crear unas hojas explicativas para los turistas que pasen por allí y que estén interesados en conocer más estos restos: «Aprovechando que se ha hecho la rehabilitación existe la idea de hacer una hoja de mano para quienes quieran conocer más datos del yacimiento puedan hacerlo», puntualizó Gurrea.

Restos arqueológicos

Estos hallazgos comprendenlas torres XXVI y XXV, la muralla islámica y restos de viviendas también islámicas, así como vasijas y la única moneda de oro que está expuesta en el Museu Arqueològic. Estos restos vieron la luz entre 1991 y 1995 cuando se inició la excavación de la Ronda Calvi a raíz de un proyecto del Ayuntamiento de Eivissa para recuperar ese paseo hasta Portal Nou. «Dentro de este proyecto de mejora se decidió hacer unas catas para buscar el tramo de muralla que cerraba la ciudad por el oeste y que aparecía dibujada en los planos de Antoni Costa Ramón. Los primeros sondeos fueron positivos porque enseguida vimos por dónde pasaba el tramo de muralla», explica Gurrea. Esto propició que el consistorio se planteara hacer una excavación más extensa en la que participó la escuela taller municipal a través de un módulo de Arqueología: «Entre los años 92 y 95 se llevaron a cabo todos estos trabajos», precisó.

El objetivo de este proyecto de rehabilitación está claro: «Se trata de volver a darle el esplendor que tenían estos hallazgos cuando se descubrieron hace 20 años», precisó Gurrea.

Ángela Morcillo, directora de la parte técnica de este proyecto, explicó ayer que las tareas tienen una «mínima actuación sobre los hallazgos. Lo más importante es que no se degraden. También trabajamos para parar los puntos que más se están deteriorando, por ejemplo, por la lluvia». Y puntualizó: «Donde veamos que no hay que hacer intervenciones, no se harán».