Una añeja sala de vistas de la segunda planta de los juzgados de Palma, la F, se cerrará hoy como una caja fuerte en torno a Iñaki Urdangarin, que comparece ante juez, fiscales y medio centenar de abogados para explicar su intervención en las presuntas prácticas corruptas atribuidas al Instituto Nóos.

El imputado se sentará en el centro de la habitación, frente a un retrato del rey bajo el que estará el instructor del caso Palma Arena, José Castro, que tendrá a su izquierda al secretario judicial, el transcriptor, los fiscales anticorrupción y las acusaciones particulares, y a su derecha al defensor del duque de Palma.

A su espalda, varias filas de bancos de madera aguardan a los casi 60 letrados representantes de los imputados en la causa, tanto en la pieza 25 referida al Instituto Nóos como en las otras 24 enmarcadas en la denominación genérica de caso Palma Arena.

Todos estos defensores, además de las acusaciones particulares y, por supuesto, los fiscales anticorrupción y el juez, podrán interrogar a Urdangarin, por lo que fuentes judiciales contemplan la posibilidad de que la comparecencia se prolongue hasta el domingo.

De lo que pase en la sala F, zona 0 de la investigación, se derivarán consecuencias imprevisibles para el duque de Palma, por lo que el espacio en el que se desarrollará su declaración es desde hace días foco de interés para los periodistas pendientes de la noticia.

Es una sala con seis ventanas a la Vía Alemania, que seguro permanecerá hoy con las persianas echadas, con paredes paneladas en madera, sillas tapizadas con terciopelo granate, banderas española y balear y adustos bancos como de capilla.

Los juzgados, que han contratado un retén de limpieza especial, estarán asediados por los casi 400 periodistas acreditados (solo unos 150 podrán estar en el aparcamiento simultáneamente) y por los manifestantes antimonárquicos convocados por diversas organizaciones juveniles.