Pedro Campillo ha presentado esta semana ante la ejecutiva federal del PSOE un recurso contra la anulación que hizo el PSIB del II Congreso de la Federación Socialista de Eivissa (FSE) en el cual resultó elegido secretario general. En un escrito de 14 páginas, Campillo pide que se le restituya en el cargo y considera que los que impugnaron el congreso (los renovadores) llevaron a cabo una «malintencionada alteración de los hechos al introducir cosas en su relato que nunca se produjeron». También arremete contra la «poca seriedad» de la ejecutiva del PSIB a la hora de investigar el tema.
Los renovadores denunciaron que el crítico Bernardo Escalona había presionado al delegado Prudencio Hortelano para que renunciara a votar. En su lugar entró otra delegada que, según los renovadores, decantó el congreso a favor de los críticos.
En el recurso, Campillo asegura que Hortelano ha incurrido en un «cambio constante de versiones» que le ha ocasionado «absoluta perplejidad». No quiere discutir cosas que ha dicho como que fue invitado a comer por Roldán (algo que niegan) o que no quería ir en la lista («lo debería haber manifestado en aquel momento si no estaba conforme»). Campillo destaca que Hortelano era delegado y ello «conlleva unas obligaciones». y que no podía asistir porque trabajaba. Considera «una sana práctica de organización interna» el hecho de que Bernardo Escalona le recordara esta obligación y le «insistiera en asistir al congreso». «Aplaudimos al compañero Escalona, que se esforzó por garantizar la participación», añade Campillo, que recuerda que Hortelano reconoció tanto en sus escritos como vía telefónica que «no podía ir al congreso por motivos laborales». No le da importancia al momento en que Hortelano renunciara y lamentan que su actitud haya sido tan «contradictoria». «Ignoramos qué motivaciones le han llevado a desdecirse», añade. En el recurso también se dice que ningún miembro de la candidatura de Campillo tuvo acceso al libro de registro de la FSE y que éste no fue alterado, ya que la rectificación de uno de los asientos con tippex es correcta. Para demostrarlo incluso han solicitado a la gestora un informe técnico pericial. Asimismo, niegan «irregularidad» en el registro de entrada de un documento del crítico Javier Pina ya que «no hay pruebas».
El exsecretario general desconoce las «presiones» recibidas por Hortelano, pero destaca que los críticos recibieron «numerosas e insistentes presiones» por parte de la ejecutiva saliente y del PSIB. «Lejos de ser una práctica honorable, creemos que debe ser reprobado», añade Campillo.

Los críticos dicen que es «falso» que se interrumpiera la votación

Los críticos dicen que es «falso» que la mesa cerrara el plazo de acreditaciones por la mañana y que no se pudiera recurrir. Además, la votación no se interrumpió en ningún momento, «tal y como dice faltando a la verdad la resolución del PSIB». Sí que reconocen que la votación se amplió, pero eso «no vulnera ninguna norma». Hay que recordar que uno de los argumentos esgrimidos por el PSIB para anular el congreso era que se había interrumpido la votación.
Tampoco entienden por qué el PSIB dice que hay «falta de veracidad» en la documentación y creen «inaceptable» que no se diga qué documentos son. «Se han dado por buenas argumentaciones falsas y carentes de fundamentos», añaden los críticos, que acusan al congreso de mala organización por tener listas de delegados obsoletas. También critican que la dirección del PSIB está formada por varios ibicencos del sector renovador, lo cual resta imparcialidad a la anulación.