«¡Uy, qué bonito, no me imaginaba tal cosa!», comentaba ayer por la mañana en la puerta de la Iglesia de Sant Elm, Josefina, una madrileña de 68 años, que había venido hasta Eivissa en un viaje preparado por el Imserso. «Claro, es que en nuestra Isla también se hacen procesiones, y esta de La Borriquita, es preciosa», le comentaba apenas unos metros más allá María Luisa, otra señora mayor, pero en este caso ibicenca y cofrade de la hermandad del Santo Cristo del Cementerio.

Ambas charlaban animadamente mientras esperaban pacientemente a que la imagen de La Borriquita asomara por la puerta del templo para comenzar su procesión hacia la Catedral. No eran las únicas ya que junto a ellas estaban cerca de un centenar de fieles que, ramo de olivo en mano, aguardaban a que llegara la Agrupación Musical del Cristo del Cementerio para acompañar a la imagen en su recorrido hasta la parte alta de Dalt Vila.

Un año más, los encargados de trasladar a esta imagen de Jesucristo subido en un burro que, según la tradición cristiana, simboliza su llegada a Jerusalén para celebrar a Pascua entre aclamaciones de ramas de olivo y de palmas, fueron 12 cofrades de la Cofradia del Ssmo. Cristo del Cementerio, encabezado por seis mujeres en la parte delantera.

Juntos y al ritmo de la música de la agrupación musical y de las indicaciones de Miguel Barnosi, nuevo capataz de la hermandad en sustitución de Rafael García Vila, fueron haciendo camino bajo el sol de una mañana primaveral.
Un recorrido que estuvo marcado por la multitud de fieles que seguían a la imagen con su ramo de olivo en la mano y, sobre todo, por los centenares de turistas de la tercera edad llegados con viajes del Imserso desde Madrid, Zaragoza o Barcelona.

Tal fue la afluencia de público, que en algunos momentos, la procesión tuvo serios problemas para continuar su camino, sobre todo en la zona del Portal de ses Taules o el Patio de Armas.

Afortunadamente, la comitiva superó todos los obstáculos y se encaminó hacia la iglesia de Santo Domingo, donde la imagen de La Borriquita entró entre la cara de sufrimiento y también de felicidad del trabajo bien hecho de algunos de los costaleros.

Mañana de palmas

Sin embargo, esta no fue la única celebración del Domingo de Ramos que se vivió en Vila.

Apenas unas horas antes de que esta procesión saliera de Sant Elm, el obispo de Eivissa, Vicente Juan Segura, ofició una misa en la iglesia de Santo Domingo en la que bendijo las palmas del cerca de un centenar de fieles que acudieron hasta el templo, la mayoría pertenecientes a las cofradías de Nuestra Señora de los Dolores y del Santísimo Cristo Yacente.

Por su parte, las hermandades de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder y del Santo Cristo de la Agonía tampoco faltaron a su cita con los ramos de olivo y las palmas. Los primeros, organizaron una bendición de palmas a partir de las 10,00 horas de la mañana en el Parque de la Paz para luego procesionar hasta la iglesia del Roser, mientras, que los cofrades de la Agonía, primero organizaron un encuentro a las 12,00 horas en el Parque Reina Sofía, y luego por la tarde celebraron su procesión, en la que recorrieron las calles adyacentes a la iglesia de Santa Creu de Vila.

Todo eso sucedió en Vila pero en Santa Eulària, otra de las localidades donde se vive con mayor intensidad la Semana Santa también se celebró el Domingo de Ramos. En esta caso fueron, cerca de un centenar los vecinos que acudieron hasta la Capilla de Lourdes para disfrutar con la procesión que terminó en el Puig de Missa.