El grupo de alumnas y su profesora de teoría en el aula del instituto Algarb donde tienen lugar las clases.

Para plantar cara al desempleo nada mejor que unas buenas tijeras, acompañadas de planchas, color y, sobre todo, paciencia combinada con muchas ganas de aprender una nueva profesión. Así es como afrontan el grupo de diez alumnas del curso de servicios auxiliares de peluquería que organiza el SOIB conjuntamente con el instituto Algarb para personas en situación en desempleo.
Primera vez
¿Los requisitos? Tener más de 16 años, estar desocupado y mostrar un compromiso de asistencia. Esta formación, que imparte el Algarb por primera vez de manera conjunta con el SOIB, se estructura en tres módulos con los que las alumnas completarán un total de 330 horas de teoría y práctica, que empezarán en empresas colaboradoras a partir del mes que viene. «Cuando acaben la formación obtendrán el título de auxiliar en técnicas de peluquería con el que si quieren continuar la formación podrán hacerlo en el grado medio de peluquería que tenemos en el centro porque les convalidarían algunas cosas», explica la profesora de teoría María Julve, que imparte la formación con las dos docentes de la parte práctica, Reyes Alarcón y Dolores López.
«La verdad es que estaba buscando trabajo. Una mañana fui al SOIB y me dijeron que podía hacer el curso de auxiliar en servicios de peluquería. Como siempre me ha gustado el mundo de la estética y tenía ganas de probar pensé que ahora que no encontraba trabajo podía hacer este curso», explica Sheila Granados, de 24 años y una de las más benjaminas del grupo, a quien le gusta «todo lo que aprendemos porque en una semana son muchas cosas».

El viernes
Uno de los momentos más divertidos y especiales para las alumnas por todo lo que aprenden tiene lugar los viernes cuando acuden clientas reales al aula para que estas futuras profesionales les «retoquen las raíces o les alisemos el pelo», precisa Sheila. Además, completan su formación práctica en el aula entre ellas y con cabezas de maniquís con diferentes texturas y largos capilares.
Una de las principales motivaciones de estas alumnas es formarse para encontrar una nueva profesión, como Marilú Valareso que tiene 40 años, lleva desde el pasado mes de noviembre en paro y siempre se ha dedicado al mundo de la limpieza. «No había hecho nunca nada de estética, pero siempre me había llamado la atención. Antes trabajaba en el mundo de la limpieza y creo que este curso me vendrá bien para buscar otras salidas profesionales. Lo que más me gusta de todo lo que estoy aprendiendo es poner tintes y alisar el pelo con la plancha y el secador».
Y así, entre tijeras, secadores y espejos, este grupo de alumnas se forma para conseguir un empleo.