Imagen tomada ayer por la mañana de las obras del futuro centro polivalente dedicado a los jóvenes. | ANA ISABEL GARRIDO SANCHEZ

«Estamos pasando un purgatorio con las obras de esta calle. Incluso un día nos entró una rata que venía de los escombros que tiraron. Además perdemos clientes desde principios de este año», expresaron los responsables del comercio Santiveri en la calle Castilla de Vila, uno de los principales afectados por las obras que se están ejecutando en las antiguas oficinas del ayuntamiento y que se convertirán en un centro polivalente destinado a la juventud.

La Asociación de Comerciantes Eivissa Centre y un gran número de vecinos decidieron manifestar sus quejas al Ayuntamiento de Eivissa con una instancia que dieron entrada en el Consistorio el pasado 30 de agosto firmada por más de 50 personas, según informó Encarna Planells, presidenta de la esta asociación de comerciantes.

Las quejas

Las principales molestias que esta obra genera a los vecinos y comerciantes de esta zona están relacionadas con los cortes de tráfico que la empresa hace «a cualquier hora del día» y que generan que «mucha gente» decida no pasar en coche o a pie a comprar por esa calle y las más próximas. «De repente tienen que descargar material y cortan la calle; da igual que sea mañana o tarde y que quieran pasar coches o peatones», explicó Planells, quien afirmó que llevan aguantando esta situación desde principios de año. Estos cortes de circulación no sólo afectan al tránsito de la calle Castilla sino al de las calles y, por tanto, comercios colindantes. «Se ha aguantado lo que se ha podido; no hemos protestado a la primera y no está siendo fácil aguantar», precisó la portavoz de esta asociación de comerciantes. En la zapatería Angel’s, situada justo al lado de la obra, explicaron ayer que se genera «una polvareda» que les obliga a estar «todo el día barriendo dentro y fuera».

El concejal de Obras, Mantenimiento y Salud Pública de Vila, Constantino Larroda, se disculpó ayer a los vecinos y comerciantes: «Sentimos las molestias, pero todas las obras siempre conllevan algún tipo de ruido o malestar. Será un edificio que dará mucha vida al barrio y a Vila». Larroda precisó que «siempre intentamos hacer ver a la empresa que hagan el menos polvo y ruido posible».

El concejal aseguró que está previsto que esta obra acabe a finales de año, «pero los periodos están bastante avanzados, incluso según las previsiones podría acabar 15 días antes de que acabe el año». Larroda afirmó que al conocer las quejas, la arquitecta municipal se desplazó a la obra para hablar con los encargados y transmitirles las quejas vecinales. Sobre el contenido de ese informe, que remitirán a los comerciantes, el concejal de Obras destacó que las obras del ayuntamiento «están exentas de ser paralizadas en verano porque si no se podrían retrasar mucho». Además, señaló que las demoliciones se hicieron cumpliendo «todas» las normas de seguridad «y se adoptaron medidas para que los vecinos no tuvieran polvo en las aceras y comercios, como regar continuamente». Sobre el cierre de la calle, el concejal destacó que «se acordó» con la empresa que únicamente se hará «cuando sea necesario» de ocho a nueve de la mañana y de tres a cuatro de la tarde para causar menos molestias.