El colorido de los trajes de los miembros de la comparsa de colegio de Can Bonet. | (c) Sergio G. Canizares

A las 17,00 horas y con puntualidad casi británica dos militares, uno de ellos subido en un tanque articulado de cartón, empezaron a desfilar para abrir la rúa de Carnaval de Sant Antoni. «¡¡Ufff!! si tardo cinco minutos más me pierdo el comienzo», comentaba Antonia, una señora, subida a los muros de la Avenida Doctor Fleming, y notablemente sofocada.

Esta avenida volvió a ser el lugar en el que se congregaron más vecinos y curiosos para seguir el desfile. «Es el mejor sitio que hay en todo el recorrido ya que todos los participantes salen desde el aparcamiento de aquí al lado», continuaba la propia Antonia, ya posicionada tras unos pequeños arbustos.

Tras los dos militares, los primeros en impresionar al público fueron los miembros de la AMIPA de Can Coix. Numerosos en participantes, se mostraron muy originales con sus trajes de legionarios y de ciudadanas romanas y con detalles como una peculiar cuadriga en una bicicleta o la presencia de Julio César y unos divertidos dioses que iban descansando al final su comparsa.

Unas brujas con una gran escoba, una pareja denunciando el dopaje en el ciclismo, la comparsa de Cala de Bou bailando al ritmo de la canción Amigos para Siempre de Los Manolos, y después, gran sorpresa con una pareja de santos muy particulares. San Enchufacio, el patrón de los enchufados, se llevó ovaciones y risas por todo el recorrido.