Imagen de la Cofradía del Cristo Nazareno Jesús del Gran Poder, a su salida del templo de la Catedral.

Emoción, pasión, fervor y, sobre todo, mucha paciencia. Esto es lo que se pudo ver ayer por la noche en las calles de Eivissa durante la celebración del Viernes Santo.

Tras marchar el año pasado a paso rápido volvieron a repetirse los problemas de ediciones pasadas como el excesivo espacio entre cofradías. La mayoría volvieron a marchar muy separadas unas de otras por lo que mientras una desfilaba ya por el paseo de Vara de Rey la que le seguía aún no había llegado al Mercat Vell y la última prácticamente ni había salido de la Catedral.

El tiempo en cubrir el recorrido se alargó más de lo deseable provocando la desesperación las cerca de un millar de personas que poblaban las calles y buscaban desesperadamente un hueco para ver las imágenes.

La primera en salir de la Catedral fue la imagen de Nuestro Padre Jesús Cautivo que aún no es cofradía como tal. En la plaza no cabía un alfiler y cada cual mataba el tiempo con lo que podía. Un cigarrito por aquí, una risa por alla, un reencuentro con alguien al que hacía mucho tiempo que no se veía y, sobre todo, grandes dosis de tranquilidad. Finalmente, con algo más de un cuarto de hora la imagen salió bajo los acordes del himno de España y entre una gran ovación de todos los presentes.

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