A partir del 6 de junio se pondrá en marcha de nuevo el mercadillo artesano de los jueves por la tarde. | R.U.

El día a día de Sant Rafel no transcurre alrededor de una plaza, espacio que muchos vecinos echan de menos. La ubicación de la iglesia de la localidad, situada sobre una elevación, ha marcado su desarrollo. «Es un pueblo acogedor, pero la verdad es que ha crecido mal», resume Laura Ramón, propietaria de la ferretería. Esta vecina que pide que el ayuntamiento no reduzca aparcamientos también opina que la carretera que cruza el pueblo «es lo que da vida a Sant Rafel, si lo peatonalizaran sería un error». A favor o en contra de proyectos que alguna vez han estado en boca de los residentes, lo cierto es que muchos echan en falta un lugar para pasear. «Ahora acaban de terminar la nueva acera que lleva hasta el campo del fútbol y es por donde pasea la gente mayor», explica Pepita, empleada en uno de los supermercados.

Sant Rafel continúa esperando su plaza, un proyecto municipal del que se ha hablado mucho pero que continúa paralizado. «Esperamos que se construya una cuando se ordene la zona de la gasolinera y también que se habiliten más plazas de aparcamiento y un parque en el solar situado junto al cementerio», explica Jaume Roig, presidente de la asociación de vecinos. Las obras de este proyecto de aparcamiento y parque municipal al que se refiere Roig no se ponen en marcha, algo que molesta a vecinos como Esperanza. «Se prometen cosas pero no se hacen y menos ahora, solo se acuerdan de los impuestos», critica. Esperanza y Joan, de can Joan Cala, están acostumbrados a tener que ir muchos días al bar Cruce para tratar de encontrar al propietario del coche que ha aparcado en la puerta de su casa.