Lluvia de colores y pólvora ayer de madrugada sobre el puerto de Eivissa.

irotecnia colorida y cargada de contrastes llenó de magia el cielo ibicenco la pasada medianoche. Los fuegos artificiales, organizados por el Consell, ardieron puntuales y tiñeron la Isla durante 16 minutos para recordar que hace casi ocho siglos tuvo lugar la conquista de Jaume I. Tras los clásicos avisos llegó la variedad de conjuntos. El espectáculo de luces se volvió a lanzar desde el muro de es Port Vell poniendo el punto y final a la festividad de Sant Ciriac, patrón de Eivissa.

La empresa encargada de la exhibición pirotécnica fue por noveno año consecutivo la valenciana Ricardo Caballer.

El presupuesto del año pasado se mantuvo, pero como en otras ocasiones han sido muy importantes las aportaciones de las empresas colaboradoras, que prefieren quedar en el anonimato. La música no llegó aunque Leo y Laia, dos niños que veranean en la Isla, esperaban que la magia visual tendría melodía.

Centenares de miles de espectadores siguieron las recomendaciones y eligieron los balurates y las avenidas de Santa Eulària y Vuit d’ Agost. Sin embargo, gran parte del público prefirió acercarse a la misma zona del muelle viejo para ver los fuegos artificiales lo más cerca posible.

La tradicional pirotecnia fue bien acogida por los vecinos de Vila que disfrutaron de una clásica noche de fantasía. Los más pequeños se tapaban los oídos, mientras sus padres miraban hacia arriba.

Las opiniones de los asistentes fueron variadas: a algunos les supo a poco debido a su duración, en cambio otros quedaron muy satisfechos con el colorido espectáculo y los efectos visuales de los diversos degradados.