El proyecto de Vila para desplegar 124 aparcamientos a lo largo de la avenida de Santa Eulària reduciendo a 1,12 metros una acera de acceso a la ciudad que en la actualidad mide más de tres metros, se aferra al requisito mínimo exigido por el Decreto balear para la mejora de la accesibilidad y la supresión de barreras arquitectónicas para cumplir con la ley.

El reglamento que desarrolla el decreto, aprobado en 2010 por la Conselleria de Habitatge i Obres Públiques del Govern balear, establece que un itinerario para considerarse accesible debe que tener una anchura mínima de 1,80 metros y «estrechamientos puntuales hasta 1,50 metros», entre otros requisitos, como una altura mínima de 2,20 metros libre de obstáculos, que sea un espacio sin escaleras o escalones sueltos, y que tenga una pendiente lateral no superior al 2%.

Hasta aquí, el proyecto de Vila no cumpliría la normativa de accesibilidad si no fuera por la última condición de este listado de once premisas que establece: «En las zonas urbanas consolidadas, cuando no sea posible el cumplimiento de algunas de dichas condiciones, se asegurará siempre un espacio libre de obstáculos para viandantes de 0,90 metros, como mínimo». De este último requisito cuelga el proyecto de aparcamientos presentado por la Concejalía de Obras Públicas para cumplir con el decreto de accesibilidad, y desde Vila destacan que aún tienen 22 centímetros de margen.

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