Aunque parezca algo extraordinario o fuera de lugar, resulta que las grandes patronales valencianas han mostrado su profundo malestar al considerar que hay una discriminación constante, injustificada y que roza el insulto del Gobierno de España respecto a la Comunidad Valenciana. La cosa debe estar que arde al anunciar el presidente de la Confederación de Organizaciones Empresariales de la Comunidad Valenciana (Cierval), José Vicente González, que «vamos a dejar de ser buenos chicos». Antes había expuesto que la ratio de inversión por habitante y en los últimos 15 años había sido claramente discriminatorio: 237,6 euros por valenciano, mientras que la media en España era de 684,7 euros. Junto al presidente de Cierval estaban, entre otros, el presidente de la Cámara de Valencia y el de la Asociación Valenciana de Empresarios (Ave).

El caso es que las patronales remitirán una carta a los ministerios de Fomento, de Hacienda y de Administraciones Públicas, según información proporcionada por La Vanguardia, en la que exigirán una reunión urgente para reclamar una inversión igual al resto de España en infraestructuras y un cambio en el modelo de la financiación. Y otra cosa: Vicente González añadió que "Es hora de decirlo claro y alto: hasta aquí hemos llegado". Y por cierto, dicho sea de paso, los empresarios valencianos también reclaman el Corredor Mediterráneo. Vemos, pues, que mientras los empresarios reclaman a Madrid un cambio en el modelo de financiación, el Gobierno de Valencia, que es del PP, no dice ni pío.

En cambio, aquí, en nuestra CAIB, los empresarios mantienen silencio, pero José Vicente Marí, conseller d’Hisenda i Pressupostos, ha manifestado al Periódico de Ibiza y Formentera que «Madrid debe mejorar la financiación de Balears; si no sabe, que lo invente», explicando que Balears ha hecho lo que le tocaba en ajuste de gasto y que ahora se merece una compensación en los ingresos. También ha manifestado el conseller ibicenco que Balears siempre ha estado muy por debajo en inversiones del Estado y que es la única comunidad en la que la inversión estatal ha caído en términos relativos. Por otra parte, Vicente Marí reclama que el Estado debe realizar inversiones que acompañen el dinamismo de la actividad privada. Y afirma: «En Balears, la iniciativa privada siempre ha sido por delante del sector público».

Y seguimos en el Mediterráneo oriental, en donde la Generalitat de Cataluña afirma que Madrid «les frena» y denuncia que tiene un déficit fiscal que supera los 15.000 millones de euros. Lo cierto es que el Gobierno central no hace públicas las balanzas fiscales, no se sabe cuándo habrá la nueva financiación y todo apunta, según Andreu Mas-Colell, conseller de Economía, que el conflicto entre Cataluña y España no es precisamente por el déficit fiscal, sino por el autogobierno. Mas-Colell señaló no hace mucho en El País que los ciudadanos de Cataluña han sido fiscalmente solidarios, pero que también han reclamado durante muchos años solidaridad recíproca. Por otra parte, el conseller de Economía de la Generalitat afirma que «la enfermiza pasión por la uniformidad y el centralismo se ha intensificado con el actual Gobierno del Estado». Y concluye: «La pasión por la uniformidad puede ser destructiva para la propia España».

Para concluir, digo que no hay que ser muy listo para darse cuenta de que Valencia, Balears y Cataluña, territorios que en su día formaron parte de la Corona de Aragón, tienen problemas comunes en todo cuanto a financiación se refiere. Esperemos y deseemos, pues, que el pragmatismo se imponga a la falta de visión política gobernante y dominante.