David Velayo enseña su caseta, que es un varadero al uso. Se encuentra en es Bol Nou al pie de un acantilado. | (c) Sergio G. Canizares

David Velayo, vicepresidente de la Asociación en Defensa de las Casetas Varadero, está inmerso en el proceso de legalización de estas estancias, «nos hemos movido mucho para conseguir la legalización. La gente era un poco reacia y al final se ha conseguido. Todas las que sean varaderos serán legales, porque es verdad que hay cosas que no se deben hacer», aclaró al preguntarle por las viviendas que algunos se han montado a pie de playa.

Velayo tiene un varadero en es Bol Nou, reconoce que hay quienes tienen un apéndice para guardar objetos de pesca u otros utensilios porque «un varadero lleva aparejado tener amigos y familias que lo usen, es un sitio de reunión familiar tradicional de los ibicencos, aunque reconozco que hay algunas construcciones que se salen del contexto de lo que es un varadero», aclaró.

El vicepresidente explicó que antiguamente los pescadores utilizaban estas casetas como refugio pero también se les daba un uso «furtivo porque se hacía extraperlo con el tabaco», ahora se han convertido en un punto de reunión familiar y de refugio para aquellos que practican la pesca de recreo ya que de pescadores profesionales ya quedan muy pocos. «Aquí está ‘Pep Chulla’ que ha mantenido la caseta y sale a pescar y en sa Caleta está ‘Piset’, pero la mayoría hacemos pesca de recreo», relató Velayo.

El vicepresidente de la asociación ya está jubilado y sale a pescar dos o tres veces por semana. Antes trabajaba en el aeropuerto y «tenía a mi cargo 54 hombres y alrededor de 30 tenían su varadero, todos eran pescadores y después del trabajo se iban a pescar para sus familias», contó.

Concretamente, su caseta se encuentra en una zona bastante abrupta «aquí si no hubieran los varaderos no se podría pasar porque es un acantilado, nosotros hicimos las escalera y gracias a esto mucha gente también lo disfruta, vienen aquí a tomar el sol y a los turistas les encanta», aseguró Velayo.

Desde la asociación se ha trabajado mucho para conseguir la legalización «y no hay que tener miedo», advirtió, «hemos negociado con los ayuntamientos, con el Consell, con Costas y todos están predispuestos. No va a haber ningún problema para legalizar los que realmente sean varaderos, y los que no lo sean tendrán que conseguir un barco, como mínimo, para justificarlo como tal».

Velayo relató el esfuerzo que supone para él mantener la caseta, «aquí siempre hay trabajo, a mi este varadero me ha costado más trabajo que los 42 años que he estado en la aviación, el 95% del trabajo lo he sacado de mis espaldas», manifestó.