La conexión de la planta desaladora de Santa Eulària a la red insular, prevista para el verano de 2017, permitirá abastecer de agua desalada a una población de unos 300.000 habitantes; es decir, al 100 por cien de la isla. Este fue uno de los datos aportados por los expertos invitados a la jornada sobre el abastecimiento y la desalación del agua en la isla, organizada por el Consell d’Eivissa por el Día Mundial del Medio Ambiente.

El director de la delegación de Aqualia en Balears, concesionaria del servicio de abastecimiento público de los cinco municipios, Eduardo del Castillo, señaló durante su intervención que la interconexión de la tercera potabilizadora de la isla marcará «un antes y un después» en el abastecimiento de agua ya que, entre otros factores, permitirá suministrar agua de calidad a toda la isla y preservar las reservas de agua de los pozos, que actualmente suponen un 50% del consumo global.

También se refirió a los retrasos en la conexión y puesta en marcha de la desaladora de la Villa del Río, terminada en 2011. El gerente de Aqualia en Balears lamentó que para completar el proyecto con su interconexión hasta Sant Rafel sólo faltaba «un bombeo», pero «se frenó cualquier tipo de inversión con la crisis». «Estábamos al final de la meta. Si se hubiera hecho la intervención, no hablaríamos actualmente de los problemas de agua que tenemos», criticó.

En cuanto a las constantes averías que se producen en la potabilizadora de ses Eres, en Sant Jordi, Del Castillo señaló que es «un milagro» que aún funcione por la elevada concentración de sal y el deterioro que produce en los equipos, también obsoletos.

Acuíferos y sequía

Luis López, jefe de producción de Aqualia en Balears, habló del funcionamiento de un sistema de abastecimiento municipal, de las dificultades que supone y las peculiaridades que ofrece en Eivissa.
Durante su charla, explicó que hasta octubre de 2015 el 53% del consumo de agua en la isla procedía de los pozos, y que con la entrada en vigor del decreto de sequía se ha reducido en cinco puntos. Por primera vez fue mayor el consumo a través de agua desalada. «El objetivo es reducir este porcentaje del 48% a la mínima expresión y que el agua desalada gane terreno para que se recuperen los acuíferos», añadió el experto durante unas ponencias que moderó el conseller insular de Medi Ambient, Miquel Vericad.

A la pregunta de por qué pagamos por agua si no es buena, López explicó que la energía eléctrica necesaria para moverla a través del complejo entramado de depósitos y tuberías es muy costoso. El futuro, indicó, pasa por ir dejando en desuso este tipo de infraestructuras y aprovechar el agua desalada.

En primer lugar, los jefes de planta de las dos desaladoras en funcionamiento de la isla, Cristina Ramón y Lorenzo Romero, explicaron la evolución y el funcionamiento de este tipo de infraestructuras. Los expertos también resaltaron la importancia de concienciar a la población y al turismo de no malgastar agua.