Parece que las autoridades se han puesto firmes respecto a las ‘party boats’, esas fiestas flotantes en las que el alcohol amenaza la seguridad de centenares de jóvenes en alta mar a diario. La Guardia Civil ha intensificado sus inspecciones porque los riesgos de accidentes, por no hablar de las molestias que ocasiones –ruidos, fondeos, etc.–, son considerables.

Lo cierto es que los empresarios de estas ‘discotecas del mar’ parecen haber tomado conciencia de la responsabilidad que manejan. Sus miembros de seguridad se muestran taxativos respecto al uso de drogas a bordo de las embarcaciones y con prácticas de sumo riesgo como saltar al agua sin autorización. Aún así, en este tipo de fiestas es muy habitual que sus participantes sufran algún tipo de lesión por caídas y golpes: imaginen jóvenes empinando el codo durante horas, bailando y saltando sobre superficies inestables y mojadas, o tratando se subir ebrios por la escalerilla del bote con mar de fondo...

La semana en la que han caído las primeras lluvias del verano en la isla también ha sacado a la luz los problemas de la nueva contrata de Vila para mantener limpia la ciudad. Los refuerzos parecen insuficientes ante el volumen de personas que visitan Eivissa y son habituales las fotos denuncia en las redes sociales criticando la acumulación de basura junto a contenedores o la falta de limpieza en barrios de la periferia.

Otra de las noticias más destacadas, ofrecida ayer en exclusiva por Periódico de Ibiza y Formentera, hace de nuevo referencia al problema de la vivienda que padece la isla. El viejo edificio del Hospital de Can Misses aloja a su primer huésped, un médico de refuerzo que no ha encontrado casa pero cuya presencia es fundamental para el servicio de atención a desplazados. Aunque se trata de un caso puntual, según el centro sanitario, es de todos conocido que multitud de funcionarios y otros trabajadores han tenido que renunciar a un puesto de trabajo en Eivissa por los abusos que se cometen en materia de vivienda y que impiden alquilar a precios razonables.

La semana concluye con una nueva avalancha de turistas en el fin de semana con mayor tráfico de la historia en el aeropuerto de Eivissa.