El año pasado pasaron más de 3.000 personas. Viendo el ambiente de la primera jornada todo parece indicar que la convención mejorará esa cifra. | DANIEL ESPINOSA

Hacerse un tatuaje engancha. Es muy difícil hacerse uno solo y al final tras el primero siempre acabas repitiendo varias veces». Esta es una frase muy repetida entre todos aquellos que llevan alguna decoración en su cuerpo y viendo el ambiente que había en el Hard Rock Hotel Ibiza durante la primera jornada de la segunda Ibiza Tattoo Convention es una afirmación totalmente cierta.

La convención se celebra por segundo año consecutivo y por lo visto el primer día todo indica que mejorará el éxito de su primera edición. Ayer por la mañana, cuando apenas llevaba una hora abierta, ya había muchas personas que se ponían en manos de los tatuadores para marcharse con un magnífico recuerdo. Y ellos encantados porque no les falta el trabajo durante los tres días. «El año pasado la organización ya hizo un gran trabajo y en apenas dos años han convertido este encuentro en uno de los más importantes de España y me consta que son muchos los estudios y tatuadores que quieren venir a participar» aseguró ayer Mao Pérez, uno de los grandes pioneros del tatuaje en nuestro país.

Noticias relacionadas

Él es uno de los nombres más importantes de entre los participantes. Sin embargo, para desgracia de sus fans, él no va a tatuar sino que será jurado para decidir los ganadores en las distintas categorías, entre ellos el del premio a Mejor tatuaje de la convención. «Para mí Mao es el gran gurú del mundo de los tatuajes, muchos de los mejores han aprendido con él, y me hacía mucha ilusión que me hiciera un tattoo pero como no puede ser lo intentaré con cualquier otro, porque todos son magníficos», explicó ayer María, una joven que ya luce un águila espectacular en su espalda.

Casi todas las citas agotadas
No le falta razón. Este año está confirmada la presencia más de 90 tatuadores llegados de estudios de Ibiza, distintos lugares de España e, incluso, Estados Unidos, Italia, Alemania, Brasil o Eslovaquia. Desgraciadamente para los visitantes casi ninguno tiene cita libre. «El año pasado me encantó el encuentro, me tatué un retrato en una de mis piernas y quedé tan contento que cuando me enteré de quienes venían, rápidamente solicité la cita para volver a repetir», aseguraba un ilusionado Carlos Alberto. Él se hará un guerrero mientras le acompaña su mejor amigo, Miguel. Él no tenía ningún tatuaje en su cuerpo pero le habían hablado tan bien de la convención y del tatuador en cuestión que seguramente esta vez no podrá «resistir la tentación».

Los que también están muy contentos son los propios profesionales. Son conscientes de la gran promoción que supone para ellos su presencia en el encuentro. Trabajan duro y son días muy intensos pero merece la pena. «Es un magnífico escaparate para nosotros porque se ve nuestro trabajo en directo y porque el año pasado pasaron más de 3.000 personas que tras llevarse tarjetas y nuestros teléfonos se convirtieron luego en clientes para los siguientes meses», aseguró uno de los profesionales.