Una ‘frita de porc’ para 250 personas con un precio de 10 euros por ración. | DANIEL ESPINOSA

El pueblo de Jesús celebró ayer el día de Tots Sants, como viene a ser costumbre cada año, con una comida de frita de porc, panellets, taller de rosaris y una trencada de frutos secos. El objetivo de esta jornada es recordar y recuperar las tradiciones antiguas y fomentarlas.
La fiesta estuvo organizada por Sa Colla de l’Horta de Jesús, con la colaboración de la Comisión de Fiestas del pueblo y artesanos de la colla.

Vicent Escandell, presidente de Sa Colla de l’Horta, señaló que prepararon carne para dar de comer a «250 personas y se acabó todo», por lo que calificó la celebración como un «éxito».

La jornada comenzó a las 12.00 horas con una misa solemne por el día de Tots Sants. Seguidamente, tuvo lugar un ball pagès realizado por los alumnos que ensayan con Sa Colla de l’Horta, con el objetivo de «fomentar este folklore entre los jóvenes», explicó Escandell.

Una hora después, comenzaron a preparar la frita de porc para todo aquel que se acercara a la plaza del pueblo «para recordar tradiciones y poder disfrutar de un plato al precio popular de 10 euros», apuntó el presidente de Sa Colla de l’Horta.

Después de la comida, llegó la hora de los panellets, dulces típicos del día de Tots Sants «con harina, almendras, azúcar, ralladura de limón, boniato y huevo», según precisó Edu Sánchez, secretaria de Sa Colla de l’Horta. Preparándolos ‘in situ’ para mostrar la elaboración artesanal de los mismos, con ayuda de las alumnas del taller de cocina que imparte la colla. También impartieron un taller de rosaris para los más pequeños.

Vecinos de Jesús y de fuera del pueblo, se sentaron en las mesas de la plaza para disfrutar entre amigos y familiares de la comida y la buena temperatura.

«Esta fiesta es especial porque nos podemos juntar gente del pueblo y de fuera, comer la frita y aprender a hacer los panallets y los rosaris para que las tradiciones no se pierdan», apuntó Maribel Juan.

Oscar León, residente en la isla, indicó que es «adicto a la frita de cerdo» y opinó que «las cosas típicas nunca tienen que perderse». Mientras disfrutaba en compañía de amigos, manifestó sentirse «cómodo» en la fiesta a la que acompañaba la «buena temperatura».

Algunos que se despistaron con la hora, no llegaron a la frita de porc, como Joan Costa y su pareja que entre risas excalmaban que cuando llegaron «se había acabado la frita» y tuvieron que «comprar comida de fuera».

La jornada terminó con una trencada de frutos secos en la plaza y una rifa con el sorteo de la once, donde se premió al ganador con un lote de varios productos artesanos como un taburete artesanal, un senalló, una flauta, y una botella de hierbas, entre otros.