El cierre de puertos y aeropuertos en Balears ha traído serios problemas, como sucede con los ciudadanos ibicencos que residen en la Península y que no tienen cómo volver a casa.

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Es el caso de Coral Sanz, quien está en Torredonjimeno (Jaén). Aunque tenía un billete de avión Granada-Palma de Mallorca-Ibiza desde el 3 de enero con Air Europa, el miércoles se enteró, por medio de su amiga Candela, de que el viaje se había cancelado. Lo único que le ofrecen ahora es volar hoy hasta Madrid y de ahí a Ibiza, pero no le dan seguridad de que pueda despegar el avión. Si no pudiera salir hoy, se tendría que quedar en la Península hasta el día 1 de mayo, porque no le dan nada antes. Por tanto, a esta veterinaria no le quedó otra opción que marchar a Madrid por carretera con la esperanza de tener suerte y con el riesgo que ello conlleva. Para colmo, tampoco se le devolvió el dinero del billete.
Su compañera en la clínica Candela Corona, quien estaba en Córdoba, tuvo más suerte –después de intentarlo con tres barcos y dos aviones– y finalmente pudo volar ayer por la tarde con Vueling desde Barcelona tras haber llegado hasta allí procedente de Granada. En su camino se encontró con otros tres ibicencos –Irene Mangas, Fermín Corona y Fayçal Griguer– que estudian en esa ciudad y que tuvieron la fortuna de regresar a casa en el mismo vuelo.

Esperando en la isla
También existe la situación inversa. Es el caso de los argentinos Julieta Taconi y José Luciano, quienes vinieron a hacer la temporada como pastelera y cocinero y que ahora buscan un modo de regresar a Argentina. Como está todo «carísimo», de momento han decidido «esperar», dijo ayer Taconi.