Los cuadros expuestos en la sala siguen una línea general: pinturas constructivistas y racionales trabajadas sobre pinceladas espontáneas | DANIEL ESPINOSA

Los ibicencos tienen una cita con el arte a partir de hoy a las 20.00 horas en Sa Nostra Sala, en la calle Aragón. El ya reconocido pintor de origen alemán afincado en Ibiza, Renato Steinmeyer, nos deleita con su nueva exposición ‘Steinmeyer’, donde fusiona sus últimos trabajos, óleos minimalistas con el arte más puramente abstracto, logrando un contraste perfecto entre colores fríos y cálidos.

Tan solo cruzar el umbral de la puerta, tres enormes cuadros de casas payesas ibicencas sobre un lienzo azul dan una impactante bienvenida al visitante. Las obras que adornan las paredes son principalmente «óleos sobre lienzo, aunque con técnicas mixtas con algún ‘toquecillo’ de cera para crear luz y sensación de amplitud», en palabras del artista. Gracias al trabajo de la directora de la sala, Cristina Palau, se ha hecho una selección de sus obras para que la exposición sea totalmente armónica. «Hay dos zonas muy diferenciadas, tanto por colores como por formas y de ahí la distribución de la sala», explica Steinmeyer.

Su última exposición fue en Can Jeroni en 2017. Ahora, después de la pandemia, está encantado de poder volver a mostrar su arte. Los motivos de su obra actual, explica, son objetos puramente reales, formas que acostumbra a ver en su día a día, «aunque con toques muy míos, jugando con la luz, la imaginación….», a diferencia de las otras colecciones que había expuesto con anterioridad, muy abstractas y frías. En este sentido, llama mucho la atención que sus obras no tengan título, aunque tiene su explicación: «Prefiero que el nombre no condicione a quien esté viendo el cuadro, que seáis vosotros mismos quienes pongáis el título en base a lo que os despierta la obra», reflexiona.
Respecto a su fuente de inspiración, el pintor lo tiene muy claro: «Pintar es algo que se empieza por afición y se sigue por inspiración. Cuando estoy con una obra, no puedo parar de pensar en las siguientes pinceladas. No desconecto ni conduciendo», se ríe.

A pesar de tener ya una larga trayectoria, con más de 10 exposiciones en solitario y muchísimas más en colaboración, sigue afrontando con los mismos nervios una inauguración en la que él, acostumbrado a estar «detrás de las cámaras», pasa a ser el foco de atención. No sabe cómo va a recibir su público las nuevas obras, pero su intención es la de que «se dejen llevar y se sumerjan en los nuevos colores, en las formas, y en la luz. Que se vendan o no, es lo de menos», concluye.