Las vistas desde el despacho del alcalde de Eivissa, Rafa Ruiz, ofrecen una panorámica de todo el puerto. | MARCELO SASTRE

El alcalde de Vila, Rafael Ruiz (Eivissa, 1978) señala nada más recibirnos en su despacho la gran cantidad de barcos que salen del puerto. Las vistas son privilegiadas. «Haz alguna foto», le dice al fotógrafo.

Al parecer el movimiento náutico es diario este mes, algo que no sería destacable otros años. Buena señal, hay turistas y la economía necesita movimiento. El puerto de Ibiza es una de las zonas que registra más movimiento en la isla este año. Ruiz sabe que es algo positivo, pero que en medio de una pandemia requiere control.

—¿Qué está haciendo Vila para controlar las aglomeraciones que han llegado a salir en medios nacionales e internacionales?
—En este momento en el puerto, en coordinación con la asociación de comerciantes de la Marina, muy reivindicativos con este Ayuntamiento, estamos trabajando muy bien. El puerto es ahora mismo el polo de atracción de la isla y es difícil mantener el equilibrio con la distancia de seguridad.

Hemos puesto sanciones a locales pero con los medios que tenemos no podemos estar en todas partes. Es por eso que le pedimos a la consellera de Interior en la reunión del Consell d’Alcaldes tener más facilidad para precintar, si hay que hacerlo, a los locales reincidentes. Si siguen las aglomeraciones estamos valorando hacer algún tipo de control de acceso, con un aforo limitado para la zona.

Como última medida, esperamos no llegar a ello, está el cierre de calles que ya se ha aplicado en Mallorca. La seguridad y la salud de todos es lo primero. Estamos siendo flexibles y trabajamos para que en la medida de lo posible pueda funcionar la economía, pero la seguridad ante todo.

—Con una plantilla de policía limitada esto es complicado, ¿la podrán ampliar?
—Todo depende de la famosa ley Montoro. Tenemos una restricción de la ampliación de plantilla desde 2012 debido a esta injusta ley. La plantilla de la Policía Local de Ibiza es la más envejecida de Baleares.

En el pasado Consell d’Alcaldes le pedimos a la consellera de Administraciones Públicas que estudiara alguna medida en este sentido porque no tenemos policías de reserva.

No hay interinos como los hay en Sanidad o en Educación. Si mañana tiene un accidente un policía no tenemos como sustituirlo. Tenemos una plantilla de más de 100 policías y ahora mismo hay unos 80 agentes contando las bajas para una población de 51.000 habitantes y otras 15.000 personas que visitan la ciudad a diario.

Lo ideal, sin ir sobrados, sería tener una plantilla de 120-125 agentes, con la densidad de población y el movimiento económico que hay. Entre esto y que la Policía Nacional tampoco tiene su plantilla al completo, sí, es complicado.

—¿La fórmula para usar el remanente que ha publicado el Gobierno les permite esta ampliación?
—Estamos estudiando el decreto que salió hace unos días para ver si en temas de plantilla del capítulo 1 puede haber alguna ampliación. Creo haber leído algo en materia de Bienestar Social, como ya se nos permitió con el 20% de superávit que se liberó para medidas por la Covid.

Los 2,4 millones de euros ya permitieron contratación de personal nuevo por primera vez en los últimos 10 años. Lo estamos analizando a fondo para ver si en policía puede haber alguna ampliación. Esperemos que sí.

—Siempre ha sido crítico con la Ley Montoro, pero aceptar este sistema para usar el remanente es, en cierta manera, aceptar que no hay otra vía, ¿ha claudicado?
—La situación de máxima dificultad que vive el país también implica ser solidarios. Es un acuerdo que han alcanzado entre Hacienda y la FEMP en unas condiciones que, como mínimo, son mejores a no tener nada.

Además cada ayuntamiento decidirá si entra o no entra en estas condiciones. Insisto en que lo ideal sería la derogación de la ley. Lo hemos pedido como grupo parlamentario en el Govern balear y algunos que ahora se quejan tanto votaron en contra de derogar esa ley. No había escuchado a ningún representante del PP criticar esa ley y ahora se rasgan las vestiduras.

He escuchado a algunos alcaldes a los que tengo aprecio decir que el Gobierno central les roba. Si les roba lo hará porque ellos ponen a disposición el dinero. Un dinero que no se podía tocar. Parece que todos los municipios estuviéramos contratando personal, pagando nóminas y haciendo infraestructuras con ese dinero.

—Por lo que dice entiendo que entrarán en el sistema.
Veo el acuerdo con buenos ojos. Para nosotros es muy importante no tener que cumplir con la regla de gasto en 2020. Podemos usar el superávit de 2019. Recibimos un mínimo del 35% del remanente.

El Ayuntamiento de Vila tiene 20 millones, por lo que estamos hablando de que mínimo tendremos siete que pueden ser más. Depende de la recaudación que haga el Gobierno, a menos recaudación más tanto por ciento. Algunos están yendo muy rápido sin haber echado cuentas, decir que no a esto en la situación que estamos es difícil. Nosotros estamos predispuestos a entrar.

—Cambiando de tercio, la movilidad es uno de los ejes de su proyecto de ciudad y en ese proyecto es esencial la remodelación de la E-10 ¿por qué no acepto que el Consell financiara la reforma con cargo a la capitalidad?
—Se aprobó un proyecto relacionado, que es el del parking de Sa Joveria. Pero los fondos de capitalidad se tienen que destinar a proyectos que están fuera de la obligación que tiene la institución.

Es como si el Govern hubiese dicho que por capitalidad pone un instituto. Pues mire no, es una obligación que tiene que hacer. La reforma de la E-10 era algo ya proyectado y, además, lo que destina el Consell a capitalidad es 1,5 millones. La reforma de la E-10 son cerca de 10 millones, estaríamos 8 años con esa aportación de capitalidad, con lo que no tendría mucho sentido.

Creo que el debate superado, el presidente del Consell lo ve y cualquier persona sabe que es un proyecto necesario para eliminar esa trinchera que separa la ciudad en dos. Tanto el conseller de Infraestructuras Viarias como el presidente tienen claro, aunque seamos de partidos diferentes, que este proyecto es un beneficio para cualquier gobierno que lo haga. Quien haga esa reforma se llevará el aplauso de la ciudadanía.

—¿Veremos avances esta legislatura?
—Yo confío en que veamos la luz al final del túnel. Además tengo que reconocer, y así se lo he hecho saber al presidente del Consell, la gran labor que se ha hecho con el asfaltado. Se ha hecho de una forma muy diligente y muy bien.

Respecto a la remodelación, se está redactando el proyecto definitivo y basta que nos lo enseñen para que podamos opinar. A partir de ahí, dependerá de la capacidad inversora del Consell, que volviendo al remanente dependerá de si entra o no en la propuesta de Hacienda.

Pero es una legislatura complicada para infraestructuras potentes. Con tener el proyecto hecho, la idea clara e iniciar la licitación me conformaría. Luego la cesión tiene que pasar por la reforma.

Eso lo han mantenido cuatro alcaldes antes que yo. Al Consell le gustaría darnos el dinero, que hiciésemos la obra y ya está. Nosotros queremos que esa carretera se convierta en calle y entonces que se ceda al Ayuntamiento.

—¿Se hace suficiente por que Ibiza esté limpia?
—Nunca es suficiente, cualquier ciudad que tenga niveles de densidad de población como el nuestro es muy difícil que esté impecable. Lo de la limpieza es muy subjetivo. Si has estado en Nueva York, es una ciudad sucia por su densidad de población. Ibiza comparada con Nueva York está limpia.

Si la comparas con ciudades del norte de Europa, está peor. Pero yo estoy convencido que está mucho más limpia que cuando gobernaba el PP, y te lo digo porque ellos son muy críticos con este tema. Gracias al pliego que ellos diseñaron es por lo que este servicio tiene deficiencias.

Ya hemos hecho alguna modificación para cambiar un pliego de condiciones que encorseta y no te deja hacer según qué cosas. Como el tema de la retirada de posidonia, para lo que solo hay una máquina. Así que vamos a contratar una máquina más para que la retirada sea más eficiente y no se tarde tanto.

Luego además está el tema del incivismo. Tenemos un servicio gratuito de recogida de enseres que utiliza solo el 14% de la población. Y la llamada también es gratuita. Muchos sacan el colchón, el microondas o lo que sea a la calle sin más. O el tema de los excrementos de perro. ¿Es que no se limpian o es que hay ciudadanos que no son responsables?

—¿Se alcanzará un equilibrio entre defensores y detractores de la presencia de posidonia en la playa?
—Es difícil, se ha hecho mucha política de la mala de una forma irresponsable. Deseo alcanzar un equilibrio. Cuando se publican noticias, en la web hay debate. La ciudadanía ve la importancia que tiene la posidonia muerta para proteger la arena.

Eso no está reñido con que este año se haya iniciado la recogida tarde por el estado de alarma y acepto parte de la responsabilidad. Error nuestro. Pero es necesario hacer ver que tiene una función importante para proteger la arena de nuestras playas. Tenemos zonas de costa en Playa d’en Bossa y en Talamanca con muy poca arena.

Si la retirada sigue siendo masiva llegará un punto en que dejemos la playa sin arena. Es algo que ha pasado en zonas de la Península, donde se ven obligados a reponer arena cada verano con el impacto que ello tiene.

—Desde la oposición fueron muy críticos en el pasado pleno con el trabajo de separación de pluviales y fecales, ¿qué se ha hecho?
—Tengo claro que hay margen de mejora pero esta legislatura y la pasada se ha hecho más trabajo que en ningún otro mandato por mejorar la red. Esto es objetivo y a quien me lo pida se lo puedo enseñar.

El tanque de tormentas no lo hemos hecho nosotros, pero hemos estado implicados en buena parte de la obra, como el emisario de Talamanca que no lo cambió el Ayuntamiento pero lo financiamos junto a otras administraciones.

Hay todo un plan de mejora de las infraestructuras en el que trabajamos y el decreto sobre uso del remanente tiene un apartado sobre este tema. Pero además de esto, confío mucho en el cambio que supondrá la nueva depuradora. El principio del mal es que vertemos al mar agua no está depurado.

—Quedan como mínimo tres años.
—Eso es mucho tiempo. Demasiado. Teniendo en cuenta que este año tenemos un respiro porque hay menos turistas, pero si estuviéramos en una temporada normal sería un grave problema. Haré lo posible porque se acelere esta infraestructura y de hecho he hablado con la ministra (de Transición Ecológica, Teresa Ribera) sobre ello. No puede ser que una isla que es un referente turístico tire agua sin depurar al mar.

—El contrato de suministro de agua lleva caducado 10 años, ¿qué pasa? ¿Se está trabajando en este tema?
—Sí. Es un tema que depende de factores como la deuda con Abaqua, pero sí, se está avanzando en la redacción de los pliegos para poder licitar este contrato. Queremos que sea esta legislatura.

Es verdad que en este tema entra la suficiencia de agua dentro del plan general o las restricciones que ha puesto recursos hídricos. Aspectos que estamos intentando desencallar. Es fundamental poder licitar este tema, es un contrato muy potente que puede suponer un impulso en la mejora de infraestructuras. Es vital.

—Las licencias en Cas Mut se suspendieron un año, pero noviembre está a la vuelta de la esquina, ¿qué va a pasar con este tema?
—Esa zona es una piedra en el zapato. Cuando llegué ya estaba todo hecho y a mí me hubiera gustado poder conservar esa montaña.

Los plazos estaban ya avanzados y el Ayuntamiento se ha enfrentado a una situación difícil, incluso con responsabilidad personal. No tomamos la decisión de que se pudiera construir ahí.

Dentro de lo que se podía hacer, hemos rebajado la ratio de edificabilidad para que allí no haya grandes edificios. Pero evidentemente en esa montaña se va a construir, se está construyendo.

Lo menos impactante va a ser la escalera famosa. Es un lastre que nosotros tenemos de decisiones, desde mi punto de vista, equivocadas. Se decidió parar el proyecto de viviendas públicas en Can Escandell y darle prioridad a ese tipo de viviendas que no van a ir parar a casi ningún ibicenco. Es un tema parecido al Xarraca Bay, el Ayuntamiento llega hasta donde llega.

—¿No tener un nuevo PGOU le puede pasar factura al municipio?
—Tenemos un PGOU muy desarrollista, el de 1987, pone el techo poblacional en 120.000 habitantes y nosotros lo bajamos a 70.000 en el nuevo. El tema nos preocupa porque estamos en una situación muy límite.

Por ahora el Consell se muestra colaborador con este tema y tengo el compromiso del presidente de que es prioridad número uno en el departamento de Urbanismo. Estamos trabajando y va más lento de lo que me gustaría. Pero es algo fundamental, espero que esté muy pronto porque muchas cosas dependen de él.

—Podemos ha anunciado una moción en septiembre para retirar el nombre al paseo Juan Carlos I, ¿tendrá el apoyo del PSOE?
—A Podemos le gustan mucho los anuncios y antes de anunciar hay que consensuar. El PSOE no opina igual y no. No va a tener el apoyo del PSOE.

—A raíz de las informaciones que han aparecido sobre el exrey se han oído voces dentro del PSOE que piden un cambio del modelo de estado a pesar de las palabras en su defensa del presidente del Gobierno, ¿usted qué piensa?
—Cuando haya una mayoría suficiente seré partidario. Soy muy práctico y eficiente, no pierdo el tiempo en según qué cosas. Tengo mi opinión.

Soy contrario a las imposiciones. Hubo una decisión en un momento delicado que ha ido bien, pero creo que se le tendría que haber dejado al pueblo elegir entre monarquía o república.

También le digo que entre José María Aznar de presidente de la república o Felipe VI, me quedo con Felipe VI y no soy monárquico. Hay que mirar para delante.

Este señor parece que ha hecho cosas mal, pero la presunción de inocencia en este país a veces brilla por su ausencia. Yo quiero respetar esa presunción de inocencia. Juzgar o condenar sin saber no me parece bien.

—La vivienda es quizás el tema más complejo para las familias ibicencas, ¿se puede hacer algo para que los precios en Ibiza sean asequibles para el ciudadano medio?
—Es muy complejo, pero somos el único Ayuntamiento que hace algo.

—Cuénteme.
—Para empezar las tres únicas promociones de vivienda pública que se están haciendo en la isla están en Ibiza ciudad. El único Ayuntamiento que ha cedido terrenos para este fin es el que menor territorio tiene. Luego está la ayuda al alquiler, de 500.000 euros. Pero es un tema complejo que tiene muchas aristas.

Nace torcido desde que la ley de liberalización del suelo que dice que tú con el suelo puedes hacer lo que te dé la gana. Nosotros somos de la opinión que hay que hacer política de vivienda intervencionista.

Usted no puede alquilar por lo que quiera. Si usted vende bolígrafos de 50 céntimos y quiere venderlos a 50 euros, hágalo. Pero, ¿los pisos en los que tienen que vivir los ciudadanos? Ahora mismo no es asumible por casi nadie comprar un piso en Ibiza y te lo dice un alcalde que vive de alquiler. No puedo comprarme un piso.

Estamos luchando contra este problema. Nosotros en el plan general tenemos contemplado que si tú tienes un terreno el 30% de ese terreno se tiene que destinar a vivienda pública y la mitad de ella tiene que ser de alquiler.

Me llamaron de Che Guevara para arriba y creo que tendría que ser una obligación de esta isla. La gente no tiene donde vivir. Luego uno de los males que existe es el piso turístico ilegal.

—¿Se hace suficiente para atacar este problema?
—Es un tema escurridizo. Por lo menos hay unanimidad política sobre este tema. Esto ya es un paso. El Consell está en esa línea de cooperar, se está trabajando y espero que en temas de inspección se consiga mucho.

—¿Cómo van los proyectos del albergue y del centro de baja exigencia que tantos conflictos están generando con los vecinos?
—Fíjate, antes de las elecciones la pregunta continua era si pensaba que perdería las elecciones por el albergue. Nosotros tenemos los datos de los votos por distritos y sacamos los mismos votos en el barrio que las anteriores elecciones.

Estas infraestructuras son imprescindibles y todas las ciudades de nuestro tamaño las tienen. El albergue actual funciona a 500 metros del nuevo.

Pronto tendremos otro albergue moderno y accesible. Un albergue al que van personas que trabajan, no quiero entrar en esto pero se han tergiversado muchas cosas. Del centro de baja exigencia, los tribunales nos han dado la razón respecto a su ubicación.

Hay ciertas personas que ese tipo de infraestructuras no las quieren cerca, pero creo que es más desconocimiento que otra cosa. Temor, prejuicios sin haber visto que esas infraestructuras funcionan y no pasa absolutamente nada.

—¿Qué queda para que el albergue esté en marcha?
—Espero que antes de final de año lo podamos ver acabado.