Leonardo Alfredo, sentado frente a la puerta de su casa en Santa Eulària. | DANIEL ESPINOSA

Este es el caso de Leonardo, pero podrían ustedes poner un espacio en blanco antes de la coma y rellenar con miles de nombres de residentes en Ibiza. Leonardo Alfredo Pennisi vive en un piso de dos habitaciones con su mujer y sus dos hijas. Pagó diligentemente el alquiler de la vivienda hasta abril. Asciende a 1.200 euros. Pero la situación económica se complicó y tuvo que decidir entre pagar alimentos y facturas o abonar la mensualidad del arrendamiento. Su casero le fue dando prórrogas, hasta el mes pasado. La fecha límite para pagar era el 27 de julio, ese día debía abonar una parte o marcharse.

Todo ello a pesar de que tiene un contrato fijo en una naviera en la que trabaja como operario portuario desde hace tres años. En ningún momento ha estado en ERTE. «Lo que pasa es que con los alquileres que hay aquí es imposible poder salir adelante», valora. Más cuando una familia tiene un único sueldo para llegar a final de mes, como es su caso. Su mujer y sus hijas llegaron de Argentina el pasado mes de diciembre, pero sigue trabajando sólo él porque su mujer todavía está tramitando los papeles para obtener el permiso de trabajo.

Sabe que no es el único en esta situación, son muchos en Ibiza, pero nadie da la cara y él ha decidido salir a la palestra para denunciar una situación abusiva. Valora que debería ponerse un límite al precio de los alquileres. «Cada propietario pide lo que quiere su bolsillo sin nadie que lo controle».

Una situación desesperada
Pocos días antes de la fecha límite para pagar el alquiler decidió publicar en varios grupos de Facebook su situación, una llamada de socorro.

Mientras tanto Leonardo y su familia estaban preparados para abandonar su hogar. «Teníamos nuestra ropa y nuestras cosas metidas en cajas y un compañero de trabajo nos lo iba a guardar todo porque no teníamos sitio en el coche», relata.

Sus enseres tenían sitio, faltaba un lugar para ellos. «Imagine el nivel de desesperación que decidimos comprar una tienda de campaña e irnos a un camping». Pero era peor el remedio que la enfermedad. «Como entré, salí. Las parcelas, un pedazo de tierra donde plantar la tienda de campaña, costaban 1.500 euros al mes la más barata», de ahí para arriba.

Quedaban las redes sociales. Leonardo dice que recibió multitud de respuestas, muchas simplemente eran palabras de ánimo o personas que se encontraban en situaciones similares. Pero también hubo quien se ofreció a darle ayuda económica o asesoramiento, entre ellos el responsable de la iniciativa ‘Carritos Solidarios’, Marco Martín, o la concejala de Vivienda de Sant Josep, Guadalupe Nauda.

La respuesta social
A Marco Martín le informó una amiga de la situación de Leonardo. Consiguió su teléfono y le llamó para saber qué pasaba de primera mano. «Era algo con lo que nos podríamos encontrar cualquiera de nosotros. Una persona con un trabajo estable, ingresos estables, pero que tiene que pagar un alquiler superior a los ingresos familiares y se ve de patitas en la calle por no poder pagar».

En la iniciativa que lidera Martín, ‘Carritos solidarios’, tienen un fondo destinado a cualquier tipo de necesidad o eventualidad que se presente al que decidió acudir para ayudarle.
Entre lo que le pudieron ofrecer y algo de dinero que tenía Leonardo se pudo reunir suficiente para pagar dos mensualidades. Su nueva fecha límite es el 27 de septiembre. «Fue un milagro, apenas 24 horas antes de entregar las llaves. Ya nos veíamos en la calle», dice este padre de familia.

Aún así el problema sigue ahí, en el horizonte. Leonardo firmó un documento de confirmación de deuda, por el que garantiza su pago aunque abandone la vivienda. Dice que no se queja, entró en la casa sabiendo el precio y asume la deuda que ha contraído.
A pesar de todo insiste en que si el alquiler fuera más barato no estarían pasando por esta situación ni su familia, ni su casero. «Ibiza se sabe que es un lugar caro, pero la situación está desbordada», denuncia.

Como él tantos otros se encuentran en situaciones similares, enfrentándose a alquileres desorbitados para los que no hay techo.

Un perfil de ‘pobreza’ diferente

La falta de información que tiene el ciudadano medio respecto a los recursos asistenciales es, para Marco Martín, uno de los mayores problemas que se han encontrado muchos ciudadanos durante esta crisis. «Estamos completamente perdidos si nos pasa algo así», comenta. Indica que la situación actual está generando un nuevo perfil de pobreza que, en el caso de Ibiza, afecta a más gente por el problema de la vivienda.

Dice que hay «infinidad» de casos en la isla de gente que nunca se había encontrado en una situación así. Por otra parte todas estas familias se encuentran con la saturación de las administraciones que tardan meses en gestionar unas ayudas que se necesitan ya. De ahí nace ‘Carritos Solidarios’, una iniciativa que recoge alimentos y bienes de primera necesidad en supermercados. En su web, carritosolidariomarcomartin.es se puede consultar qué establecimientos están adheridos a la iniciativa.